La repoblación de la Taha de Ugíjar en la época de Felipe II

  1. Onieva Tarifa, Manuel
Dirigée par:
  1. Juan Jesús Bravo Caro Directeur/trice

Université de défendre: Universidad de Málaga

Fecha de defensa: 30 octobre 2023

Jury:
  1. Juan Manuel Matés Barco President
  2. Pilar Ybáñez Worboys Secrétaire
  3. Maria Grazia Mele Rapporteur

Type: Thèses

Teseo: 825502 DIALNET lock_openRIUMA editor

Résumé

Es indiscutible que el antiguo reino de Granada experimentó transformaciones de calado a raíz de la conquista cristiana de 1492, en unas dinámicas y lógicas que condujeron a un cambio de paradigma político, administrativo, judicial, económico, urbano y social en el quinientos. Si bien los Reyes Católicos anhelaban la uniformidad religiosa y forzaron la conversión de los musulmanes al cristianismo, muchos de estos conservaron sus costumbres y prácticas religiosas. Más tarde, durante el reinado de Felipe II, se intensificaron las medidas que pretendían aculturar a los moriscos, pero estas terminaron por dinamitar la convivencia entre unos y otros. El gobierno de este monarca contrastaba con la estrategia pactista de su padre, Carlos I, que permitió por intereses económicos la reproducción de la cultura y la religión musulmana. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del XVI, la Corona estaba más preocupada que nunca por los ataques de los piratas turcos y berberiscos, por la posible colaboración morisca con agentes externos susceptibles de desestabilizar los dominios hispánicos y, en última instancia, por los asaltos de los monfíes, en especial en áreas del interior como en las tierras alpujarreñas. Las medidas para fortalecer las defensas costeras, desarmar a los moriscos y aculturar a la minoría por completo, junto a la crisis económica y a la confiscación de bienes, condujeron al trágico levantamiento de 1568, que devastó la región y provocó la destrucción de infraestructuras urbanas y agrarias, en adición a las cuantiosas pérdidas humanas y al exilio de muchos habitantes. La Monarquía Hispánica aplastó la rebelión en la Guerra de las Alpujarras (1568-1571) y los moriscos fueron expelidos, situación que, junto al sangriento conflicto, originó un gran impacto económico y demográfico en las actuales regiones de Almería, Málaga y Granada. Después de estos desastrosos sucesos, el estatuto jurídico de la minoría fue alterado como consecuencia de las infracciones cometidas durante la guerra, sirviendo de pretexto legal para que la Corona confiscase los bienes de los moriscos. Felipe II, a la conclusión de este episodio bélico, lideró el proceso repoblador para intentar restablecer el control y la normalidad del territorio. Surgieron entonces instituciones como la Junta de Población y el Consejo de Población a fin de gestionar los asuntos derivados de esta nueva política. Estas entidades contaban en su haber con figuras administrativas como Arévalo de Zuazo y Juan Rodríguez de Villafuerte Maldonado, individuos que desempeñaban responsabilidades complejas en tanto comisarios en materia de población y cabeza colegiada del ministerio de hacienda y población. A la vista de ello, muchos pobladores fueron atraídos hacia los lugares de repoblación gracias a los incentivos fiscales y económicos ideados para que los colonos pudieran prosperar en los núcleos de población señalados. En este contexto, la Corona ordenó, de un lado, la clasificación y el inventario de las propiedades de cristianos viejos y moriscos y, de otro, el deslinde y amojonamiento de los lugares, con objeto de asentar a los nuevos pobladores y distribuir las tierras en lotes. Estas acciones quedaron registradas en los denominados libros de apeo y repartimiento de cada núcleo de población. Además, se establecieron obligaciones fiscales para los vecinos, como el pago de un real al año por cada casa y el diezmo sobre los frutos de la tierra. Desde el año 1571 se llevaron a cabo averiguaciones para recopilar información de acuerdo a las directrices decretadas por la Monarquía Hispánica, siendo Juan Rodríguez de Villafuerte Maldonado el responsable del corregimiento de Granada. Tras su fallecimiento, Arévalo de Zuazo asumió sus compromisos en las visitas y, en calidad de comisario, funcionó de bisagra de control e inspección supervisado por el Consejo de Población, recopilando datos para conocer el curso de esta empresa, es decir, monitorear el progreso de la repoblación. Esgrimido este breve balance, cabe aseverar que, pese a que se han estudiado ampliamente cuantiosos aspectos del reino de Granada a lo largo del siglo XVI, todavía existen áreas que requieren de una investigación más profunda, como las Alpujarras y el caso concreto de la taha de Ugíjar, cuya villa principal, Ugíjar, era el centro administrativo del partido de las Alpujarras. Apenas existen trabajos que ahonden en la taha durante el reinado de Felipe II. Este vacío suscitó la realización de una investigación exhaustiva sobre estas áreas que, sin duda, habían sido descuidadas hasta el momento. Por este motivo, el vigente estudio se enmarca en el contexto histórico de la repoblación como respuesta a la deportación de los moriscos y las consecuencias de la Guerra de las Alpujarras en el reino de Granada. Una empresa, la repoblación, que fue encabezada por Felipe II y se caracterizó por su minuciosidad y organización, estableciendo órganos y regulaciones para llevar a cabo las actuaciones pertinentes y necesarias. También se reconoce la importancia de la fiscalidad en este contexto, ya que la Monarquía Hispánica precisaba generar ingresos extraordinarios para cubrir los gastos procedentes de la guerra y compensar el vacío dejado por los moriscos. De este modo, la presente tesis doctoral constituye, en su visión de conjunto, un compendio de tres publicaciones que articulan un análisis sobre la repoblación de la antigua taha de Ugíjar en época de Felipe II. En cada una de estas investigaciones se abordan distintas dimensiones de esta compleja iniciativa monárquica, así como su evolución, analizando la economía y la demografía durante varias décadas o las consecuencias de la deportación morisca en la región. Nos ocupamos, a su vez, de la conflictividad social y la corrupción en la última década del siglo XVI. En un primer estadio de la investigación, con el trabajo intitulado «La repoblación en tiempos de Felipe II: los repartimientos en la Taha de Ugíjar», nos apoyamos en el análisis de fuentes primarias conocidas como libros de apeo y repartimiento, ubicadas en el Archivo Histórico Provincial de Granada, un corpus documental, este, que permite evaluar el impacto demográfico causado por el conflicto en las Alpujarras, que instituye el primer paso para comprender las acciones planificadas por la Corona en territorio granadino y las transformaciones inscritas a estos acontecimientos. Así, se ha examinado cómo el destierro de los moriscos afectó a esta región, revisando la situación demográfica anterior al conflicto y los repartimientos otorgados a los nuevos pobladores con objeto de contextualizar este espacio de estudio en la repoblación global del reino. Hemos profundizado en los lugares de Cherín, Darrícal, Laroles, Mairena, Mecina de Alfahar, Nechite y Picena, de cara a vislumbrar las características específicas de esta zona y obtener una visión integral de la taha. El libro de apeo y repartimiento de la villa principal no ha sido localizado, lo que limita la investigación en este aspecto particular. Huelga afirmar que, más allá de esta documentación, nos valemos de otras fuentes primarias del Archivo General de Simancas para enriquecer y complementar la investigación. Los libros de los lugares proporcionan información esencial sobre el apeo de los bienes, el amojonamiento, el deslinde y otros detalles relacionados con los repartimientos individuales, lo que entraña el conocimiento de los vecinos y su origen, siempre y cuando se haga explícito. Estos libros son una valiosa fuente histórica debido a la recopilación de noticias tan delicada que contienen. Ahora bien, es un hecho que la población de la taha de Ugíjar disminuyó drásticamente después del levantamiento morisco de 1568, y así lo hemos podido comprobar al comparar las cifras insertas en los volúmenes de los apeos y repartimientos, con una diversa pero amplia documentación de averiguaciones concretas previas al deslinde, los términos municipales y de las visitas posteriores. Con los repartimientos hemos determinado las cantidades totales de tierra que se asignaron y los géneros distribuidos en los distintos lugares. En este sentido, destaca Cherín, lugar que recibió la mayor cantidad de tierras de riego y secano por suerte, seguido por Laroles y Darrícal. Por su parte, Laroles poseía la mayor cantidad de viñedos en términos totales. Mecina de Alfahar, por ejemplo, no recibió tierra de secano, y tanto Nechite como Laroles no obtuvieron cría de seda ni olivos según los registros documentales. En cuanto al origen de los vecinos, lugares como Galicia, Valenzuela y Carmona contribuyeron con la mayor suma de pobladores, aunque también había personas cuyo origen no se registró. La mayoría de los vecinos eran naturales de áreas cercanas al reino de Granada como Córdoba, Jaén, Sevilla o Málaga. En las conclusiones del primer estudio hemos confirmado que, tras la guerra, y en los primeros años del proceso de repoblación, la pérdida demográfica y el menoscabo productivo son más que evidentes. Junto a ello, se observa que los repartimientos de la tierra fueron equitativos en naturaleza y cantidad, pero a veces oscilaban según el beneficiario, lo cual se reflejaba en la cantidad de suertes y en el género asignado. A pesar de estas pequeñas salvedades, el patrón era común en los lugares de estudio dado que la mayoría de los vecinos poseían una suerte. En el caso específico de Nechite se identificaron cultivos que no se mencionaron inicialmente en los registros, posiblemente debido a su insignificante cuantía en comparación con otros géneros, aunque podrían haber sido incluidos para equilibrar las retribuciones. Similar a otros lugares de repoblación, hemos observado una concentración de familias con apellidos y filiaciones análogos en destinos comunes, siguiendo la proposición de la concentración por naciones u orígenes mencionada en estudios anteriores. En un segundo estadio de análisis, bajo el título «Repoblación en la Taha de Ugíjar: las visitas del último cuarto del quinientos», hemos acometido los aspectos demográficos y económicos más relevantes derivados de las visitas realizadas a la taha de Ugíjar en los años 1574, 1576, 1578 y 1593. A través de estas inspecciones hemos evaluado y complementado las nociones que poseíamos sobre las consecuencias inmediatas de la expulsión de los moriscos, la composición de la población y los frutos de la empresa filipina en sus primeros años de vida. Del mismo modo, hemos valorado las características de cada inspección, cuestión que nos ha permitido trazar una evolución demográfica y económica general, con un enfoque individualizado que nace de todos los núcleos de población que formaban parte de la taha de Ugíjar. Este estudio se sustenta principalmente en la revisión de fuentes primarias del Archivo General de Simancas, en concreto en el de las visitas afiliadas a Cámara de Castilla, y en el de documentación adicional vinculada al Archivo Histórico Provincial de Granada y al Archivo Histórico Nacional de Madrid. La información recopilada de las distintas series mencionadas, nos ha permitido obtener un gran número de datos. Todos ellos facilitaron la elaboración de tablas para, posteriormente, analizarlos y presentarlos en el trabajo indicado y en el apartado de cuadros de la presente tesis doctoral por compendios. Conocemos que la mayoría de la población en las Alpujarras, y en específico en la taha de Ugíjar, era de ascendencia morisca, por lo que la deportación de los sobrevivientes empeoró aún más la situación tras la guerra. Por contra, prácticamente no tenemos noticias, o muy escasas, sobre la cuantía de cristianos viejos que vivían en las Alpujarras antes del levantamiento, ya que la documentación existente no proporciona información exacta al respecto. En la taha de Ugíjar, a diferencia de otros lugares que gozan de fuentes primarias en la que se especifica la cuantía de cristianos viejos, tampoco disponemos de registros precisos. Sin embargo, de manera indirecta existen certezas sobre los martirios que sufrieron algunos individuos o de las peticiones de merced firmadas por las viudas de las Alpujarras. En términos demográficos, se observa una disminución de la población tanto en las Alpujarras en general como en la taha de Ugíjar en particular. En este escenario, la situación económica se encontraba estrechamente relacionada con la población. A medida que aumentaban las necesidades recaudatorias de la Corona, se implementaron medidas como la reducción de frutos a dinero, que afectaba al régimen del censo. En la década de 1580 la situación financiera empeoró y se impuso el servicio extraordinario de millones a partir de 1591. Los pobladores de las Alpujarras enfrentaban dificultades económicas y solicitaban la prórroga de la franqueza de la alcabala para aliviar su aparente carga financiera. Con todo, la villa de Ugíjar experimentó una disminución en el número de vecinos, al igual que en los lugares restantes, pero la suerte promedio aumentó al tiempo que las cabezas de ganado crecían considerablemente. Además, se aprecia la constitución de oligarquías locales en el antiguo reino de Granada al calor del proceso repoblador. En el dictamen final de este segundo trabajo, consideramos que la repoblación representa un pequeño progreso respecto a la situación excepcional vivida tras la Guerra de las Alpujarras. El plan repoblador a menudo enfrentaba a obstáculos difíciles de superar, especialmente dada la urgencia con la que la Corona debía actuar y la naturaleza cambiante de los contextos y las perspectivas. Parte de la documentación estaba condicionada por el testimonio de oidores o antiguos supervivientes de los lugares, por lo que indagar con exactitud en estas realidades es sumamente complejo. Trazar la evolución demográfica de los núcleos de población presenta arduos desafíos: en un recuento de febrero de 1572 se asignaron pobladores a varios lugares, pero meses después, en septiembre de 1572, se informó de que la población real no coincidía con lo planeado. Respecto a la taha de Ugíjar, por ejemplo, se esperaba que tuviera 379 vecinos, pero en 1593 sólo contaba con 259, lo que representaba un 31,66% menos de lo proyectado y un 74,66% menos de los que había previo al levantamiento. La procedencia de los pobladores también se distanció de lo previsto, ya que no todos eran de fuera del reino de Granada: alrededor del 50% de los vecinos provenían de regiones limítrofes a ese territorio del sur peninsular. Se verifica, también, una concentración de cargos administrativos, eclesiásticos y militares ligados a los nuevos lugares de población, en cuanto germen primigenio de estas poblaciones. Las variaciones demográficas y económicas, que incluían el abandono de las tierras distribuidas y la transferencia de las propiedades, eran el resultado de diversas adversidades, tales como el tamaño y la calidad de las áreas cultivables, la falta de herramientas agrícolas adecuadas y las malas condiciones de las viviendas. Los pobladores abandonaban periódicamente las tierras asignadas y se producían traspasos. A pesar de las difíciles condiciones de vida en las Alpujarras, las familias mostraban la predisposición de mantenerse unidas en un mismo lugar, lo que conducía a la consolidación de grupos familiares y a la perpetuación de la identidad familiar. En el apartado económico se constata un cambio hacia la actividad ganadera en detrimento de la agricultura. Los vecinos expresaban que la tierra era difícil de cultivar y que criar ganado era más adecuado. Por último, en la fase final de esta investigación, y gracias a nuestro trabajo «Agravios, denuncias y conflictividad social en la Taha de Ugíjar: el informe de la visita de 1593 y la reacción monárquica», hemos visibilizado la problemática social inscrita a las averiguaciones del año 1593. Esta cuestión no había sido desvelada hasta ahora y se desconocían los pormenores que ocurrieron en estos lugares de repoblación. Junto a estas incógnitas, hemos evaluado la respuesta que la Corona idea para hacer frente a estos sucesos y el recorrido que tiene la misma, valiéndonos para estos trasfondos del análisis de fuentes primarias del Archivo General de Simancas, en especial de los legajos de Cámara de Castilla relacionados con las visitas realizadas a la taha de Ugíjar, así como de otra documentación incluida en las Cédulas de Cámara de Castilla del Archivo General de Simancas o a la Sección de Consejos del Archivo Histórico Nacional de Madrid, con objeto de ensanchar el enfoque de estudio y descubrir qué sucedió antes y después de 1593. Pese al detalle de todos los lugares que conformaban la antigua taha, a lo largo del estudio se deduce que gran parte de los casos de corrupción estaban relacionados con la villa de Ugíjar, y en particular, con los oficiales públicos de la cabeza de las Alpujarras, quienes en muchas ocasiones inventaban denuncias sin una parte querellante, basándose únicamente en sus prerrogativas como representantes del poder monárquico. En esta coyuntura hemos detectado multitud de prácticas deshonestas e identificado a los delatores. La podredumbre de estos sujetos, que en parte guardaba relación con la venalidad de los cargos públicos ¿que simbolizaba una oportunidad para medrar social y económicamente¿, se manifestaba a través de reiterados abusos de poder y fraudes en la recaudación de impuestos y en el manejo de la hacienda real. La situación era grave y la Corona, además de emitir una serie de directrices para regular la situación de las Alpujarras, enjuicio a varios de los cabecillas, amén de erigir una nueva figura administrativa como la constituida por el procurador general. Estas acciones reflejaban la preocupación de la monarquía por evitar el fracaso de la repoblación, ya que ello afectaría la capacidad recaudatoria de la hacienda real. Sin embargo, las disposiciones de la Corona no lograron sofocar completamente la situación ni depurar todas las responsabilidades, y la corrupción persistió, pero en menor medida. En conclusión, la repoblación en la taha de Ugíjar, allende del reto que planteaba, presentó incumplimientos en términos de población esperada y en la ascendencia de los pobladores, de acuerdo a las fuentes documentales empleadas. Se produjeron variaciones demográficas y económicas debido a diversas dificultades que hemos documentado. A pesar de las problemáticas, la disminución poblacional y los desafíos económicos, que incluían la presión fiscal que soportaban los vecinos, los cristianos viejos persistirán en esta región, aun cuando deban adaptarse y soportar usos impúdicos y extractivos del aparato administrativo del Antiguo Régimen. Si bien la visita de 1593 reveló una corrupción generalizada en los cargos públicos de las Alpujarras, la Corona tomó medidas para restaurar el orden y sancionar a los responsables de los abusos, buscando mejorar la situación de la región. Sin embargo, a pesar de algunos avances, las problemáticas perduraron en esta zona porque, en resumidas cuentas, gran parte de estas acciones no están ligadas a una dicotomía entre categorías sociales ¿cuestión que implica el dominio¿, sino con la propia condición humana que, en la dimensión de la moral vivida, no necesariamente guarda relación con el estrato social de los individuos.