Competencias de las enfermeras acreditadas relacionadas con la reducción del dolorla experiencia de Andalucía

  1. BREA RIVERO, MARIA PILAR
Dirigida por:
  1. Isabel María Morales Gil Director/a
  2. Víctor Reyes Alcázar Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Málaga

Fecha de defensa: 25 de junio de 2013

Tribunal:
  1. María Teresa Labajos Manzanares Presidente/a
  2. José Miguel Morales Asencio Secretario/a
  3. Manuel Linares Abad Vocal
  4. María Dolores González Carrión Vocal
  5. María Paz García Caro Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 347473 DIALNET

Resumen

Introducción: El dolor constituye un problema de salud pública a nivel mundial, con una frecuencia elevada y de tendencia creciente. Tiene graves consecuencias en la calidad de vida de las personas y da lugar a importantes pérdidas de productividad y costes sanitarios. La valoración del dolor es la base que posibilita su control; entre los múltiples instrumentos para su valoración, la Escala Visual Analógica (EVA) es la más utilizada en la actualidad, ya que se ha demostrado que mide de forma más fiable y válida la intensidad del dolor que describe el paciente. En el alivio del dolor como derecho terapéutico, las actitudes de los profesionales son determinantes en la toma de decisiones y, en muchos casos, influyen o modifican los criterios de intervención. Tener las competencias necesarias para evaluar el dolor y saber intervenir sobre él, son elementos fundamentales para una práctica profesional de calidad. Objetivo: El objetivo de este trabajo es determinar el nivel de reducción del dolor logrado en los pacientes adultos por parte de las enfermeras hospitalarias, acreditadas con el Modelo de Acreditación de Competencias Profesionales de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA). Método: Estudio descriptivo transversal cuantitativo retrospectivo, llevado a cabo en la ACSA entre septiembre de 2006 y marzo de 2012, utilizando 189 evaluaciones del dolor percibido por los pacientes, realizadas por 189 enfermeras hospitalarias acreditadas en nivel Avanzado y en nivel Experto, que utilizaron EVA para la valoración del dolor. Se realizó análisis descriptivo con medidas de tendencia central y de dispersión para variables cuantitativas y distribución de frecuencias para variables cualitativas, así como análisis de regresión multivariable con la variable Reducción del Dolor como dependiente. Resultados: el 75,1% de las enfermeras hospitalarias acreditadas son mujeres; el 65,6% están acreditadas en nivel Experto y el 34,4% en nivel Avanzado. La mayor parte de las enfermeras se concentran en los hospitales con un número de camas intermedio (> 200 y < 1000). La edad media de las enfermeras es de 44,2 años y la de los pacientes de 53,9 años. La media del dolor inicial declarado por el paciente es de 6,87 puntos y la media del dolor final de 2,05, siendo la reducción media del dolor de 4,83 puntos. Se comprobó que, conforme aumenta la edad de las enfermeras, la reducción del dolor es mayor; en la representación lineal se observa una ruptura de la tendencia en las cohortes de edad más altas, con una mayor dispersión del intervalo de confianza al 95%. En segundo lugar, destaca la menor reducción del dolor en los hospitales con un número de camas intermedio. En tercer lugar, se comprueba que las enfermeras hospitalarias acreditadas en el nivel Experto presentan resultados de reducción del dolor mayores que las acreditadas en el nivel Avanzado. No se observan diferencias estadísticamente significativas según la edad de los pacientes y el sexo de las enfermeras. Conclusiones: La evaluación del dolor de los pacientes por parte de las enfermeras es una cuestión esencial de la prestación sanitaria que se realiza en los hospitales de todo el mundo. Los resultados del estudio reflejan que las enfermeras, conforme aumentan sus niveles de competencia y los demuestran en procesos de acreditación, obtienen mejores resultados en la atención del dolor. Este hecho es relevante para la práctica en los hospitales y su aplicabilidad resulta obvia. Sin embargo, es necesario profundizar en la investigación en este ámbito de conocimiento, identificando aquellas competencias transversales y buenas prácticas que deben estar presentes en el desempeño de los profesionales, de manera que ayuden a una mayor reducción del dolor en los pacientes.