La inercia en los cuidados de prevención de la incontinencia urinaria en el ámbito hospitalario. Inertia in the care of prevention of urinary incontinence in the hospital setting

  1. ARTERO LOPEZ, CONSUELO
Dirigida por:
  1. Genoveva Granados Gámez Director/a
  2. Verónica Victoria Márquez Hernández Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Almería

Fecha de defensa: 27 de julio de 2017

Tribunal:
  1. Pedro Luis Pancorbo Hidalgo Presidente
  2. Gabriel Aguilera Manrique Secretario/a
  3. María Paz García Caro Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 496353 DIALNET

Resumen

La IU se considera como un síndrome multifactorial, que se asocia con lesiones genitourinarias específicas, cambios relacionados con la edad y situaciones comórbidas; su importancia radica en que conduce a un declive físico, psicológico y funcional en la persona que la padece; La incidencia en personas en el domicilio es del 15-36%, en los hospitales de un 10-21% en adultos mayores, y en residencias de tercera edad se llegan a alcanzar porcentajes entre el (43-77%). La prevalencia de los tipos específicos de incontinencia es difícil de estimar; en general, cerca de la mitad de las mujeres incontinentes tienen IU de esfuerzo ( definida como la pérdida involuntaria de orina que se produce al realizar un esfuerzo, toser o estornudar, aunque puede provocarse por una mínima actividad cuando la lesión del esfínter es severa, como por ejemplo realizar un cambio postural; el segundo tipo más frecuente en mujeres es la incontinencia mixta ( considerada la combinación entre incontinencia de urgencia y de esfuerzo) y en tercer lugar la de urgencia ( que se define como la pérdida involuntaria de orina precedida de un deseo imperioso de orinar y que es difícil contener); algún estudio señala que con la edad este orden se invierte, con incremento de la IU de urgencia.En hombres, el comportamiento es inverso, siendo la IU de urgencia la más frecuente, seguida de la mixta, y en último lugar la de esfuerzo. Actualmente, se tiene conocimiento sobre la existencia de cuidados eficaces para cubrir las necesidades de estos pacientes, como también se sabe que en la realidad de la práctica asistencial no siempre es así, habiéndose documentado entre las variables que lo determinan las acciones de inercia. El término inercia, en el área de la salud, hace referencia a: una conducta pasiva y complaciente, a la tendencia del profesional a seguir haciendo lo de siempre a pesar de que la evidencia indica un cambio, y a lo que se debería aspirar en términos de cuidados y lo que se obtiene en realidad. También se ha usado para explicar la resistencia al cambio de los profesionales y, en la subutilización de una terapia que es eficaz y efectiva en prevenir consecuencias clínicas importantes en los pacientes. La inercia en el cuidado, al igual que cualquier otra conducta humana, emerge o surge de la combinación de diversos factores que están en continua interacción. Específicamente, las acciones de inercia en la IU pueden explicarse teniendo en cuenta la historia de aprendizaje del profesional que en interacción con el contexto (configurado este por el ambiente externo y el interno) determinaran un tipo u otro de conducta; que a su vez, se verán condicionadas por sus consecuencias. De modo que: por un lado, encontraríamos actuaciones de profesionales que se sitúan en un nivel de actuación de no dejar de hacer , o no parar de hacer, que según los autores suele estar basado en: la rutina, en la falta de formación y en la necesidad personal de demostrar…, indistintamente de la situación de salud del paciente; y por otro, podemos encontrar actuaciones profesionales que contrariamente se sitúan en el no hacer. En estas situaciones se suele ocultar o subyace la ignorancia, la complacencia, la comodidad, la evitación y….en otros casos la resistencia al cambio. Objetivos: para dar respuesta a las preguntas planteadas tras la revisión de la literatura, para este trabajo se propuso como objetivo general determinar la eficacia de una estrategia de intervención multicomponente en la inercia de los cuidados en la IU. Metodología: Se trata de un estudio preesperimental de un único grupo con medidas pre y post intervención. Se utilizó la observación no participante en el medio natural y el análisis de las historias clínicas. La muestra estuvo constituida por 132 profesionales (66 enfermeras y 66 TCAE), que reunían los criterios de mantener un contrato laboral de larga duración con el hospital. Se utilizaron para la recogida de datos el Registro de Actividades de Enfermería en pacientes con incontinencia (RAEPI); un Check- list que recogía información de la Historia Clínica de los Pacientes; la Escala de medición de clima laboral de Koys y Decottis y los registros de evaluación la intervención formativa. Se realizó el estudio en cuatro fases: preparatoria, pre intervención; intervención y pos intervención. Resultados: El número total de observaciones realizadas en el estudio fue de 960.La consistencia interna del registro fue de un alfa de Cronbach de 0.998. En la primera fase de observación se obtuvieron datos con puntuaciones muy bajas, en los 10 indicadores. Y se obtuvo diferencias significativas en todos los items del registro al compararlos con la categoría profesional en la fase post intervención. Igualmente Al comparar los resultados pre-post intervención, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en todos los ítems (z=-14.248; p<0.05). Cabe señalar los valores de los ítems que se refieren al registro del tipo de absorbente en la historia así como la indicación del mismo en el informe de continuidad de cuidados. En el cuestionario de conocimiento, tras comparar las puntuaciones pretest-postest se encontraron también diferencias estadísticamente significativas. La puntuación media del cuestionario de satisfacción fue de 8.68. Los aspectos mejor puntuados por los profesionales fueron la adecuación de los horarios y la utilidad para su trabajo. Según los informes emitidos por los sujetos el clima laboral donde se desarrolló el estudio puede considerarse bueno. Y fueron los enfermeros los que otorgaron una puntuación mayor que los TCAE. Considerando la edad, se observó una correlación moderada negativa; los profesionales con mayor edad, obtuvieron menor puntuación en la escala. Discusión y conclusiones: El presente estudio se sitúa en la línea de las investigaciones que ponen de manifiesto la existencia de inercia clínica en los profesionales de la salud (Agarwal et al. 2011; Giugliano & Esposito, 2011; Machado, 2013; Scheen & Giet, 2010). Esta inercia se identifica mediante acciones que han sido observadas en las actividades de intervención y en las asociadas a los registros de datos, en las historias clínicas. Actuaciones de inercia que se han puesto de manifiesto, tanto en el abordaje de la incontinencia urinaria como en los cuidados de prevención, por parte de los profesionales de Enfermería durante el ingreso de los pacientes en el hospital. La principal aportación de este trabajo es la necesidad de reflexión y cambio de mirada en los cuidados en la IU en el ámbito hospitalario; esto conlleva implicaciones para la gestión y mejora del conocimiento de la IU tanto de profesionales como equipos directivos de los hospitales. De manera especial, en el hospital donde se ha realizado el estudio. En este estudio se ha logrado generar conclusiones válidas y necesarias a tener en cuenta en el tema de las acciones de inercia durante el proceso de cuidados al paciente con incontinencia urinaria, que permiten establecer las siguientes conclusiones: -Se observa, a la vez que se documenta por primera vez, la existencia de inercia en el cuidado de Enfermería a los pacientes hospitalizados con IU; tema escasamente explorado en otras áreas de conocimiento y en pacientes crónicos. -Esta inercia afecta a todos los niveles del proceso de atención de Enfermería y se manifiesta en las actividades de intervenciones con los pacientes y al registrar estas acciones en las historias clínicas y, de manera particular en las actividades que suelen ser delegadas en el TCAE. -Los profesionales de Enfermería no utilizan los conocimientos que corresponden a su nivel educativo profesional y muestran un patrón de actuación más gravemente comprometido que los TCAE en los cuidados de pacientes con IU en la fase de preintervención. -Se evidencia falta de formación continua en el tema, específicamente en Enfermería, como líder del proceso y referente del paciente durante el ingreso manifestándose en actividades deficitarias de continencia en las conductas terapéuticas y preventivas; en la incapacidad para identificar la utilización de dispositivos y la incorrecta utilización de los mismos que se relaciona en sentido inverso con los años de actividad. -Enfermería aplica con calidad el procedimiento de sondaje vesical y no utiliza los protocolos de promoción de continencia. A la vez que muestra escasas actitudes en las actividades de apoyo y asesoramiento al paciente y familia, manteniéndose la inacción rutinaria en estas actividades. -La percepción de los profesionales sobre el buen clima laboral en ausencia de las herramientas de apoyo por parte de la institución, como las GPC y registros adaptados a las necesidades del proceso de atención en las unidades, no facilita la disminución de la inercia en el cuidado. -Los programas de formación combinada accesibles y la ayuda institucional resultan eficaces para mejorar los conocimientos y actitudes de los equipos de Enfermería hacia el manejo de la IU y contribuyen a disminuir la inercia clínica de los profesionales implicados en el cuidado de los pacientes hospitalizados con incontinencia urinaria. -Existe resistencia al cambio en las actividades de inercia en los profesionales con mayor experiencia (de más de 11 años de servicios prestados), de modo que el conocimiento de la evidencia científica no es suficiente para modificar las prácticas inadecuadas y de rutina observadas durante los cuidados en el estudio. -Las habilidades de gestión y aplicación del conocimiento, los pensamientos, las creencias y actitudes, el nivel profesional, la adaptación de los programas educativos a las necesidades individuales, hay que situarlos en la base de la inercia mostrada por algunos profesionales que mantienen la brecha entre la atención prestada y la evidencia disponible.