Mujeres pioneras del derecho en Aragón, 1910-1975. De las aulas universitarias a la profesionalización jurídica. Proceso e historias de vida
- Causapé Gracia, Belén
- Consuelo Flecha García Doktorvater/Doktormutter
- María José Lacalzada de Mateo Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universidad de Zaragoza
Fecha de defensa: 19 von Juni von 2017
- Dolores Ramos Palomo Präsident/in
- Beatriz Setuáin Mendía Sekretär/in
- Yolanda María de la Fuente Robles Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
Esta tesis doctoral es una investigación realizada en el marco del Programa de Doctorado de Relaciones de Género dentro de la línea de investigación de Historia de las mujeres. Su foco de interés principal es el acceso de las mujeres al entorno jurídico aragonés, tanto académico como profesional, entre 1910 y 1975, años clave del proceso. La Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza, único centro universitario en Aragón donde se impartían las enseñanzas conducentes al título de Licenciado en Derecho y las corporaciones profesionales e instituciones públicas o privadas aragonesas donde ejercían los operadores jurídicos han sido, por tanto, los objetos de estudio abordados, desde una perspectiva de género. Desde la aplicación de un marco teórico interdisciplinar y la ubicación en un contexto jurídico, histórico-político, socio-educativo, institucional y territorial concreto en el que las condiciones no eran nada favorables para las mujeres por las atribuciones y condicionantes de género, se ha transitado por una realidad compleja averiguando quiénes fueron las primeras que en Aragón, tierra de gran tradición jurídica, estudiaron, se licenciaron, se doctoraron y ejercieron la docencia y la investigación en Derecho, así como practicaron la abogacía, la procura o desempeñaron puestos como fiscales, jueces, secretarios judiciales, notarios o registradores de la propiedad. Describir y caracterizar el proceso que tuvo lugar desde los primeros accesos femeninos al estudio de la disciplina hasta su asentamiento como profesionales de la misma, en relación al contexto concomitante, y visibilizar poniendo en valor a las pioneras del Derecho en Aragón es su pretensión integral. Más allá, reflexionar sobre las repercusiones e implicaciones que lo investigado tuvo para ellas mismas y para los entornos universitarios, profesionales y sociales, tanto pasados como presentes, es el ejercicio cognitivo y científico que esta tesis propone. Considerar diacrónicamente sus ausencias, sus logros, sus aportaciones y sus barreras en una disciplina básica para la construcción de los sujetos y de las sociedades sugiere implementar estrategias socio-educativas y jurídicas para la consecución de la igualdad de género plena y real, lo que alumbra las perspectivas para futuros trabajos. Viendo el porcentaje de mujeres matriculadas en el curso 2015-2016 en la Universidad de Zaragoza, en concreto en el Grado en Derecho (59’04%), en el Programa Conjunto DADE (59’68%), en el Máster de la Abogacía (59’20%) o en los Programas de doctorado en Derecho (53,73%) , pudiera parecernos y parecer al colectivo estudiantil que los estudios universitarios de las mujeres siempre han sido consustanciales a ellas, más todavía en el caso de lo que se realizan en la Facultad de Derecho de esta Universidad. Comprobando, en el año 2016, el porcentaje de colegiadas en ejercicio en los Colegios Profesionales de Abogados (41,96%) y Procuradores (69,65%) de Aragón o tomando como referencia el porcentaje de mujeres que han aprobado las últimas oposiciones al Cuerpo de Notarios (53,33%) , Registradores de la Propiedad (57,78%) , Judicatura (71% en total, un 72,30% en la carrera judicial y un 68,6% en la carrera fiscal) , Abogados del Estado (66,67%) o Secretarios Judiciales (64,29%) , el mundo jurídico parece un medio más que natural y oportuno para la mujer y, por ello, la sensación de normalidad e igualdad en este y otros ámbitos puede percibirse, especialmente por las nuevas generaciones, como algo normal, perpetuo y característico de la edad contemporánea desde que comenzó. Pero la mínima inquietud humanística y determinados criterios de sospecha llevan fácilmente a preguntarse, para tomar conciencia plena de nuestra identidad como sujetos y como sociedad, si esto ha sido así en general en la historia y en particular en nuestros contextos cercanos. Responder a esta pregunta implica entender el presente a la luz del pasado y tomar conciencia de cómo las cosas han llegado a ser lo que son. Sólo de esta manera puede evitarse el sesgo que el factor dinámico y longitudinal de la realidad introduce en el conocimiento humano individual y colectivo de cada generación. Si se hace este, más que recomendable, ejercicio intelectual no tardaremos en darnos cuenta de, que desde una perspectiva cuantitativa en términos históricos, esta situación de protagonismo femenino es una gran novedad de hace escasas décadas, y que desde una perspectiva de género, la exclusión de la mujer como protagonista activa del conocimiento y del ejercicio jurídico ha sido en verdad la nota dominante desde el nacimiento de la disciplina como tal, y por concretar, durante casi veinte siglos. La elección concreta de campo del Derecho es, no obstante, trascendente para el fondo de la investigación, por ser uno de los pilares más importantes que construye las realidades socio-políticas de los pueblos y que a su vez es construido por éstos. Por un lado, refleja inequívocamente las pretensiones ideológicas del poder legislativo y, con él, de otros poderes, estableciendo sus marcos de convivencia social y adaptándose, tarde o temprano, a las sociedades que efectivamente van emergiendo. Por otro, el tiempo pasado del Derecho marca el presente más que en ningún otro ámbito de producción científica y en su construcción a las mujeres no se les permitió participar hasta el siglo XX y aún entonces muy lentamente e inscritas en una visión absolutamente masculina. Ser conscientes de ello y activar la reflexión sobre las posibles implicaciones pasadas, presentes y futuras que pueda tener tiene una repercusión dinámica y socio-humanística que va, evidentemente, más allá de lo jurídico y de la mera huella generacional. En este sentido la historia es una fuente de conocimiento con una gran utilidad para el ahora como instrumento de análisis de los procesos y de las soluciones adoptadas y como medio de comprensión de fenómenos cuyas manifestaciones vemos en el presente pero de los que el origen se remonta décadas o incluso siglos atrás. Escoger como referente territorial un ámbito comunitario propio como es Aragón se considera idóneo para favorecer los fines pretendidos porque facilita el acceso a los recursos, la cercanía y conexión con un entorno próximo y la profundización en el objeto de estudio pero a la vez proporciona un marco lo suficientemente amplio y representativo como para inferir dinámicas y procesos comparables y paradigmáticos. Más idóneo todavía porque Aragón es una comunidad autónoma de gran tradición jurídica, con un cuerpo legal propio , donde el Derecho ha ocupado desde antiguo un lugar preminente en la organización política y social y se ha considerado históricamente tierra de juristas. Tras esta ubicación, indagar sobre las mujeres pioneras del Derecho en Aragón implica, inicialmente, tomar conciencia de que el acceso de las mujeres a la educación superior emerge, sin duda, como la fuente de la que ha bebido su empoderamiento y queda grabado el año 1910 como el de la desaparición de los impedimentos legales para su incorporación a la Universidad española en igualdad jurídica con los varones (la incorporación en igualdad real tardaría bastante más en llegar). Su exclusión de la disciplina comenzó a vencerse con el acceso de las mujeres a los estudios conducentes al Título de Licenciatura en Derecho pero incluso finalizar los mismos con un más que aceptable expediente no significaba por sí mismo, en una sociedad patriarcal, su verdadera integración en el mundo jurídico como sí se suponía habitualmente en el caso de los varones. La intuición y posterior constatación bibliográfica de que la educación superior en general no fue suficiente para la emancipación de la mujer y de que la disciplina del derecho en particular no tenía atribuido para ellas un ejercicio profesional posterior, es otra de sus hipótesis de partida. Descubrir cuándo y cómo las mujeres accedieron a una educación superior en la Facultad de Derecho ha requerido necesariamente de otra indagación inmediata posterior sobre cuándo y cómo se produjo realmente su incorporación efectiva al ejercicio de las profesiones para las que se formó, comenzando por la docencia universitaria. Desde estas claves se ha abordado el estudio de las primeras incursiones y posteriores trayectorias de las mujeres en las profesiones jurídicas en Aragón. Paralelamente, el marco histórico-jurídico y socio-político en el que se desenvolvió el proceso de estas incorporaciones femeninas a los ámbitos públicos, se ha evidenciado como un factor de influencia muy poderoso que, necesariamente, matizó y condicionó la evolución y caracterización de la realidad estudiada. El sufragismo y la educación como derechos irrenunciables de las mujeres fueron dos de las luchas más importantes de los movimientos de mujeres en las primeras décadas del siglo XX, algo más fructíferas en los años de la II República que en la Restauración y peculiar dictadura de Primo de Rivera. Pero en España, poco después de ejercerse por segunda vez el voto femenino sin restricciones respecto a los varones en unas elecciones generales (tras su aprobación en 1931), la historia nos deparaba una guerra civil de casi tres años y una dictadura de más de treinta y cinco, es decir, prácticamente 40 años sin que ni las mujeres ni los hombres pudieran ejercer su derecho al voto ni a la libertad. Con todo, la evolución de la incorporación de la mujer a la vida educativa y profesional no se detuvo del todo. Es la idea de proceso evolutivo la que deliberadamente se ha querido aportar al enfoque del análisis implementado, siendo la pretensión aplicar una mirada longitudinal e integral de la realidad que permita examinar y descifrar no sólo hechos o personas concretas sino las características del desarrollo de la incorporación de las mujeres al Derecho como disciplina académica y profesional en Aragón desde 1910 hasta 1975. Lo sucedido en la Facultad de Derecho de Zaragoza, en los Colegios de Abogados aragoneses y en las demás instancias jurídicas de la Comunidad Autónoma puede servir de paradigma de lo que en realidad ha sido un proceso similar en cuanto a los rasgos generales en buena parte de la geografía española durante la mayor parte del siglo XX, aunque con peculiaridades, en ocasiones importantes, que podrán servir, en su caso, para estudios comparativos posteriores. Por último, este tipo de investigación hace surgir por sí sólo lo que puede considerarse un objetivo específico o incluso el fin último del trabajo desarrollado, en cualquier caso, su horizonte más humano y justo, visibilizar y poner en valor a quiénes, sin hacer ruido, han sido las protagonistas del proceso, en un goteo de décadas. Detectarlas permite, además, ofrecer modelos de referencia femeninos que, de una manera u otra, escaparon a la dominación del sistema patriarcal y abrieron y despejaron un camino hacia la emancipación de las mujeres, que seguimos transitando. Mantener viva su memoria en la nuestra es una obligación y prácticamente una necesidad ética para las mujeres que hemos heredado el fruto de sus conquistas.