Implicación de los reguladores del crecimiento en la tolerancia del cv. Picual de Olea europaea L. a la salinidad

  1. Mª del Pilar Cordovilla
  2. Carolina Aparicio
Revista:
Phytoma España: La revista profesional de sanidad vegetal

ISSN: 1131-8988

Año de publicación: 2017

Título del ejemplar: El olivar: retos de la sanidad vegetal e innovación tecnológica

Número: 293

Páginas: 118-121

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Phytoma España: La revista profesional de sanidad vegetal

Resumen

El presente trabajo estudia la respuesta a la salinidad (100 y 200 mM NaCl) de estaquillas enraizadas del cv. Picual de Olea europaea previamente tratadas con reguladores del crecimiento. Los resultados mostraron que la aplicación de ácido giberélico (GA3) o quinetina (QUIN) favoreció el crecimiento en medio salino frente a las plantas sin regulador, con ácido indolacético (AIA) o con ácido salicílico (AS). Sin embargo, en medio salino, el transporte neto de Na+ y el factor de translocación de Na+ desde la raíz a la hoja sólo descendió en plantas con AIA y AS, las cuales inhibieron su crecimiento de forma similar a plantas sin regulador. Además, las plantas con AIA y AS fueron las que descendieron en menor proporción la relación K+/Na+ de la hoja. El presente trabajo estudia la respuesta a la salinidad (100 y 200 mM NaCl) de estaquillas enraizadas del cv. Picual de Olea europaea previamente tratadas con reguladores del crecimiento. Los resultados mostraron que la aplicación de ácido giberélico (GA3) o quinetina (QUIN) favoreció el crecimiento en medio salino frente a las plantas sin regulador, con ácido indolacético (AIA) o con ácido salicílico (AS). Sin embargo, en medio salino, el transporte neto de Na+ y el factor de translocación de Na+ desde la raíz a la hoja sólo descendió en plantas con AIA y AS, las cuales inhibieron su crecimiento de forma similar a plantas sin regulador. Además, las plantas con AIA y AS fueron las que descendieron en menor proporción la relación K+/Na+ de la hoja. Según Wicke y col. (2011), 1.128 millones de ha de suelo se encuentran afectadas por la salinidad. Los olivos afectados por estrés salino reducen su crecimiento, presentan hojas con clorosis, necrosis y enrollamiento, defoliación, las flores se marchitan y/o la raíz se necrosa. En consecuencia, la productividad desciende (Chartzoulakis y col., 2002) y baja la calidad del aceite, aumentando su contenido de fenoles y descendiendo la relación ácidos grasos insaturados/saturados (Weisman y col., 2004; Stefanoudaki y col., 2009). El efecto adverso de la salinidad sobre el crecimiento se asocia con un bajo potencial osmótico de la solución del suelo (estrés osmótico) que dificulta la absorción de agua por la raíz, un desequilibrio nutricional, un efecto específico de los iones sobre los tejidos (estrés iónico) o, con una combinación de todos estos factores (Munns and Tester, 2008). El olivo es una planta glicófita moderadamente tolerante a la salinidad (Rugini and Fedeli, 1990). La tolerancia del olivo se asocia con la capacidad de exclusión de iones y de retención de Na+ y Cl- en la raíz (Tattini, 1994), capacidad que varía entre cultivares (Aparicio y col., 2014).