Sintomatología interiorizada y exteriorizada y su relación con comportamientos de suicidio en adolescentes

  1. Soto Sanz, Victoria
Dirigida por:
  1. José Antonio Piqueras Rodríguez Director/a
  2. Jesús Rodríguez Marín Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad Miguel Hernández de Elche

Fecha de defensa: 20 de diciembre de 2019

Tribunal:
  1. Estefanía Estévez López Presidente/a
  2. Juan Carlos Marzo Campos Secretario/a
  3. Miguel Ángel Carrasco Ortiz Vocal
  4. Luis Joaquín García López Vocal
  5. Maria do Céu Salvador Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El suicidio es un grave problema en todo el mundo. Es la segunda causa principal de muerte en adolescentes y adultos jóvenes de 15 a 29 años. Si bien la asociación entre los trastornos mentales y el suicidio ha sido ampliamente reconocida, existe controversia al determinar qué sintomatología específica de los diferentes cuadros clínicos se encuentra directamente relacionada con esta problemática. En este sentido, la presencia de sintomatología interiorizada y exteriorizada se ha vinculado a un mayor riesgo de suicidio a estas edades. Por lo tanto, debido a la gravedad del problema y a la falta de información sobre el papel que ejercen los síntomas internalizados y externalizados como factores de riesgo para la conducta suicida y el suicidio entre los adolescentes, es necesario ahondar en este tema. Por ello, el objetivo de esta tesis es analizar la relación entre los síntomas internalizados y externalizados y el suicidio e intento de suicidio en adolescentes, así como actualizar los datos sobre la eficacia de los programas prevención en dicha población. Para ello se desarrollan cuatro estudios, de acuerdo con los objetivos específicos planteados. Estudio 1: En este trabajo se evaluaron los síntomas internalizados y externalizados como factores de riesgo para el comportamiento suicida y el suicidio entre adolescentes y adultos jóvenes. Se realizó una revisión sistemática de los artículos publicados hasta enero de 2017. Se identificaron 26.883 documentos potenciales; se evaluó la elegibilidad de 1.701 artículos de texto completo, de los cuales 1.479 se excluyeron por razones metodológicas. Se realizaron diversos metaanálisis para cada grupo de síntomas. Se calcularon los odds-ratios (OR) y los intervalos de confianza del 95% (IC del 95%) o los coeficientes beta para las variables categóricas, y el tamaño del efecto (TE) para las variables continuas. Finalmente, se incluyeron 41 estudios, con participantes de 12 a 26 años de edad para una revisión sistemática, y 24 artículos para el metaanálisis. El metaanálisis mostró que los jóvenes con síntomas interiorizados (TE = 0.93) o exteriorizados (TE = 0.76 y OR = 2.59) tienen más probabilidades de intentar suicidarse en el futuro. Este efecto también se observó en los síntomas de depresión (OR = 6.58 y TE = 1.00), problemas legales (OR = 3.36) y ansiedad (TE = 0.65). Los síntomas interiorizados y exteriorizados son predictores del comportamiento suicida en los jóvenes; por lo tanto, la detección y el tratamiento de estos síntomas en las poblaciones jóvenes podría ser una estrategia crucial para prevenir el suicidio en este grupo. Estudio 2: En este trabajo se investigó la relación entre los síntomas interiorizados y las conductas de suicidio en niños y adolescentes a través de un estudio transversal. 1.499 participantes entre 8 y 18 años completaron un protocolo online. Se aplicaron análisis de regresión para analizar la relación entre padecer sintomatología interiorizada con la conducta suicida y el análisis de procesos de mediación (modelo 4). La frecuencia de conductas y/o pensamientos de suicidio en niños y adolescentes fue el 11.90 y 21.30%, respectivamente. Las asociaciones más fuertes con la conducta suicida (p < 0,001), tanto en la regresión univariada como multivariada, se dieron con ser adolescente, tener sintomatología de depresión mayor (DM) y de trastorno de pánico/agorafobia (TPA). Los mayores valores de Odd Ratio en el modelo multivariado se encontraron para las variables DM (OR = 3.56, 95% IC = 2,53–4,10) y TPA (OR = 3.09, 95% IC = 2,05–4,66). El modelo de regresión con DM mediando entre TPA y la conducta suicida, explicó un 17% de la varianza de la conducta suicida en adolescentes. Según los datos, los adolescentes con sintomatología interiorizada (en concreto síntomas de TPA y DM) tienen mayor riesgo de conducta suicida. Por tanto, es necesario impulsar programas para detectar de forma temprana la sintomatología emocional ansiosa y depresiva para prevenir el suicidio. Estudio 3: En esta publicación se examinó la relación entre la sintomatología interiorizada y exteriorizada y las conductas suicidas a través de un estudio longitudinal. La muestra consistió en 238 adolescentes de 12 a 18 años de edad. Los datos se analizaron a través de PROCESS Statistical Package. Los resultados principales mostraron que los síntomas de depresión previos tenían un efecto indirecto significativo, a través de los comportamientos suicidas previos y los síntomas de depresión actuales, sobre los comportamientos suicidas actuales, representando el 61% de la varianza total explicada. Además, ser niña chica aumentaba este riesgo. Por lo tanto, la implementación de programas de identificación e intervención temprana para tratar los síntomas de depresión y las conductas suicidas en edades tempranas podría reducir significativamente el riesgo de conductas suicidas futuras durante la adolescencia. Estudio 4: En esta publicación se abordó una revisión de los programas de prevención del suicidio a nivel internacional en esta población infanto-juvenil con la finalidad de conocer su eficacia. Se llevó a cabo una revisión sistemática de los estudios publicados en diferentes bases de datos. Los criterios de inclusión fueron: (a) artículos que midieran la eficacia del programa de prevención primaria del suicidio; (b) dirigidos a muestra de 0 a 20 años; (c) que incluyeran ideación y/o intento de suicidio; (d) en inglés o español; (e) N> 1; (f) en cualquier ámbito de actuación. Con ello se obtuvieron un total de 37 estudios. Tras la intervención se hallaron diferencias estadísticamente significativas en comportamientos de suicidio, depresión, conocimiento sobre suicidio, desesperanza, ansiedad, consumo de alcohol y drogas, factores familiares y sociales, habilidades de afrontamiento y malestar. Finalmente, aunque hay resultados positivos tras las intervenciones, son pocos los que aportaron información suficiente para valorar dicha eficacia en relación con el tamaño del efecto de la intervención y aleatorización de la muestra. Por tanto, aunque estos programas pueden servir de apoyo, todavía es necesario seguir investigando al respecto.