De Siria a Al Andalus, transformaciones de los paisajes históricos en época omeya
- AROD, HANY
- José María Martín Civantos Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 03 von Juli von 2015
- Manuel Espinar Moreno Präsident/in
- María Carmen Trillo San José Sekretär/in
- Juan Carlos Castillo Armenteros Vocal
- Alberto León Muñoz Vocal
- Juan Abellán Pérez Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
RESUMEN. Este trabajo, titulado "De Siria a Al-Andalus. Transformaciones de los paisajes históricos en época omeya", está dividido en tres partes principales, precedidas por la Introducción y con la lista de fuentes y recursos bibliográficos empleados al final. Dichas grandes partes son: 1. El sureste de Al-Andalus: dividida a su vez en ocho puntos, comienza con una somera descripción histórica de la formación de Al-Andalus, analizando los procesos de conquista e islamización, y continúa con el estudio pormenorizado de cada una de las comarcas que componen la región escogida en época medieval, siendo estas la Costa de Granada, la Alpujarra, el Zenete, la Vega de Granada, el Río Nacimiento y la comarca de Tabernas, la comarca del Poniente almeriense (Berja, Dalías y Adra) y la Tierra de Loja. Desarrollamos así una visión general pero detallada de la región oriental andalusí, trazando las líneas generales para su estudio y su comparación con la otra gran región estudiada. 2. Bilâd al-Shâm: en esta parte analizamos, según la metodología y los criterios aplicados en todo el trabajo, la región conocida como Bilâd al-Shâm, Gran Levante o región siriopalestina en su época medieval, prestando especial atención a la transición de esta zona desde la órbita bizantina hacia la realidad islámica, y los primeros siglos de desarrollo bajo dominio musulmán. 3. Discusión y comparación: en esta parte desarrollamos el objetivo principal del trabajo, tratando de identificar, una vez ya estudiadas ambas grandes regiones en las partes precedentes, las similitudes y diferencias que en la misma época y bajo dominio islámico se dieron entre la Al-Andalus oriental y Bilâd al-Shâm, de cara a la mejor comprensión de su cultura, su realidad socioeconómica y las variables presentes en ambas orilla del Mediterráneo. PARTE I: EL SURESTE DE AL-ANDALUS Para la primera de las grandes partes, centrada en comarcas del oriente andaluz, hemos podido seguir la metodología planteada, contando con grandes cantidades de información y trabajos previos en español para su consulta, así como la posibilidad de trasladarse sobre el terreno, trabajar en el mismo y comunicarse con la población local para conocer la historia oral y la tradición sobre ciertos usos agrarios y restos de asentamientos medievales. Así, nos ha sido posible recabar una gran cantidad de información de primera mano y contrastar gran cantidad de fuentes, dando lugar a un trabajo extenso, pormenorizado y que contempla diversas hipótesis con respecto a temas como la organización del poblamiento y el control del territorio en determinadas zonas y épocas. 1. La formación de Al-Andalus: Conquista e Islamización A modo de introducción para el estudio de la Al-Andalus oriental, planteamos las distintas realidades presentes en la Península Ibérica a comienzos del siglo VIII, siguiendo los avances islámicos por el norte de África y su paso en diversas expediciones a través del Estrecho de Gibraltar para establecer cabezas de playa en la costa andaluza, con las correspondientes reacciones militares del Reino visigodo de Toledo y los enfrentamientos que llevaron a la caída de la dominación visigoda y la rápida y eficaz ocupación de la práctica totalidad de la Península por parte del Islam. Una vez controlada la Península, son de especial interés los procesos de movimientos de población beréber y árabe desde el norte de África y las zonas asiáticas controladas por el Islam, la inclusión de la población local en el nuevo orden islámico y la organización por parte de los conquistadores de una región tan extensa, diversa y rica como Al-Andalus, con los correspondientes cambios en la estructura social, económica, militar y político-administrativa. 2. La Costa de Granada en época medieval La Costa de Granada, cuyos límites son Albuñol por el este y Almunécar por el oeste, se caracteriza principalmente por la fusión del monte y el litoral, con relieves escarpados y complejos y la consecuente diversidad climática, pluviométrica y de altitud con respecto al nivel del mar. El poblamiento de esta región comienza con fuerza en tiempos de la descomposición del Imperio romano, cuando las regiones periféricas atrajeron a las poblaciones protagonistas del éxodo hacia el medio rural, surgiendo dominios de grandes terratenientes independientes y responsables de su propia seguridad y la de sus vasallos. Con la llegada de los árabes, el modelo de poblamiento cambiaría hacia la concentración de la población rural en alquerías, y el uso de castillos en lugares clave para el control del territorio, especialmente en los primeros compases, de forma bastante autónoma hasta la consolidación del centralizador Estado Omeya. La economía de la Costa de Granada se basaría principalmente en la agricultura, sobre cuyos usos hemos destacado las innovaciones introducidas por los árabes especialmente en materia de regadío y abancalamiento. También hemos tratado actividades complementarias presentes en la zona, tales como la ganadería, las salinas y la minería, y cuestiones de organización del territorio como la administración en distritos y recintos fortificados para controlar puntos clave de interés estratégico, los llamados iqlim o yuz. 3. La Alpujarra en época medieval La Alpujarra es una comarca enclavada en las estribaciones meridionales de Sierra Nevada, siendo su principal características determinante su relieve agreste, muy montañoso, el cual dificulta la movilidad, el transporte y al acceso, tanto hacia el interior como hacia el exterior, lo que influyó enormemente en su evolución histórica y su realidad socioeconómica medieval. La población musulmana llegada tras la conquista se organizaría en los valles fértiles, junto a las numerosas corrientes de agua superficiales alimentada por precipitaciones y deshielos (muy irregulares, en ocasiones excesivas y en otras casi inexistentes), formando también los módulos de población conocidos como alquerías, que mantendrían un fuerte carácter autónomo gracias al relativo aislamiento geográfico, si bien existirían una cierta sujeción al Estado islámico (representado por los husun) desde el siglo X y relaciones comerciales y de tránsito de personas con las comunidades cercanas. También en este medio tan duro se abriría paso la agricultura, siendo la principal actividad económica gracias al desarrollo de los sistemas de irrigación introducidos por los árabes, que mediante la inversión de ingente fuerza de trabajo propiciaron el crecimiento de una agricultura basada tanto en el cultivo de cereales y leguminosas como en productos con una orientación más comercial, tales como el moral para la seda. Existirían actividades complementarias a la agricultura como el mencionado comercio de la seda, la tala del bosque de monte y una ganadería transhumante de desarrollo escaso. El Estado trataría de imponer su presencia y control sobre este territorio, especialmente a medida que la frontera cristiana avanzaba hacia el sur, con esfuerzos en materia de fiscalización y control del territorio mediante el establecimiento de regímenes administrativos que evolucionarían con el tiempo, tales como los yuz, aqalim y tahas. 4. El Zenete en época medieval El Zenete se encuentra rodeado de montañas, lo cual genera un clima bastante extremo, con déficit de humedad y precipitaciones, dado que las altas cumbres rechazan los frentes borrascosos, dependiendo sus recursos hídricos principalmente de los deshielos de las cumbres de Sierra Nevada. La economía del Zenete bajo el Islam medieval se basó en una agricultura muy dependientes de los trabajos para crear y mantener sistemas de regadío capaces de adecuar las vegas en los llanos y fondos de valle y la introducción de nuevos cultivos en campos y secanos para complementar la insuficiente producción de las zonas irrigadas. La ganadería tuvo también una presencia importante, dada la capacidad del ganado para sacar provecho a tierras escarpadas inútiles para la agricultura y al elemento renovador de la tierra que supone su abono, vital en una agricultura irrigada intensiva sobre suelos no demasiado fértiles. Destaca la minería, destinada a la producción de hierro y plata y tremendamente controlada y fiscalizada por los poderes centrales, en contraste con las muy autónomas comunidades agrícolas y ganaderas. También en el Zenete la población rural se organizó en torno a las alquerías, comunidades unidas por lazos familiares, de vecindad y trabajo común para mantener los vitales sistemas de regadío. Territorios de altura como el Zenete fueron muy resistentes a las injerencias del Estado hasta el siglo X, cuando ya los lazos familiares y vecinales se fueron diluyendo y la fuerza del Estado centralizado consiguió abrirse paso hacia los asentamientos de altura y el mundo rural. 5. La Vega de Granada en época medieval La Vega de Granada es un territorio llano y fértil encajonado entre montes, con un clima de rasgos mediterráneos y continentales. Por la fertilidad de su suelo y lo adecuado del terreno para cultivos extensos, su economía giró en tiempos medievales en torno a la economía irrigada que captaba y conducía las aguas de los ríos que bajan desde las montañas, tales como el Genil y sus afluentes. Los sistemas de regadío introducidos por los árabes supusieron un gran cambio en los modos agrícolas, una gran transformación del paisaje y tuvieron un gran impacto en el modelo de poblamiento, conformándose poblaciones en torno a las tierras de cultivo y los sistemas de regadío, las ya mencionadas alquerías, con una gran autonomía en sus primeros momentos. Del crecimiento de la población auspiciado por un territorio tan fértil y del deseo del Estado de implantarse en la Vega surgirían las ciudades, tales como la importante Ilbira, capital de la kura del mismo nombre, que asimilaría un gran número de alquerías pasando a considerarse barrios de la propia urbe. Serían las ciudades el centro del comercio y la administración, haciendo de punto de contacto entre el Estado y las comunidades campesinas, mayoritarias en la época por la naturaleza de la economía, y asimismo las grandes beneficiadas de la fiscalización de la producción agrícola de la fértil Vega de Granada. 6. El río Nacimiento y la comarca de Tabernas Con la llegada de los árabes a la cuenca del Río Nacimiento y el entorno del Subdesierto de Tabernas, se produjo el asentamiento de población en un área realmente hostil, con un terreno agreste, un clima muy duro y árido, terrenos mucho más apropiados para la explotación ganadera que para el cultivo agrícola. Sin embargo, las comunidades campesinas se introdujeron a gran escala y transformó el medio, adaptándolo a sus necesidades gracias a la implantación de los sistemas de regadío y nuevas especies traídas desde climas subtropicales. Ya no se buscaría monumentalidad alguna en los ingenios agrícolas de regadío, sino que una tierra dura necesitaba de soluciones prácticas y fiables. La necesidad de unidad y fuerza de trabajo necesaria para tal transformación del paisaje en una tierra útil para la actividad agrícola, además del carácter clánico de los primeros asentamientos árabes en la zona y la orografía compleja del cauce del Río Nacimiento permitió el relativo aislamiento y la autosuficiencia de las comunidades rurales aquí asentadas en alquerías. A partir de la Fitna y la instauración del Califato Omeya, el Estado central se vería muy reforzado y la situación cambiaría, proliferando fortificaciones de control del territorio (para lo cual el terreno agreste y montañoso era muy propicio de cara a actividades defensivas, especialmente ante el avance cristiano) y reduciendo la autonomía de las comunidades rurales, que pasarían a estar fiscalizadas por la administración central, si bien gracias a los lazos de sangre y lo escarpado del terreno seguirían manteniendo cierta autonomía. 7. La comarca del Poniente almeriense: Berja, Dalías y Adra Esta región, una de las primeras ocupadas por los árabes y la última en ser reconquistada por los cristianos, vivió un cambio tremendo en su realidad socioeconómica con la llegada del Islam, especialmente en lo tocante a sus usos agrícolas, con la introducción de los ya mencionados sistemas de regadío y con la nueva regulación adiministrativa de la región, de vital importancia por el control del mar, la salida al Mediterráneo occidental y la cercanía al norte de África. Así, existen en los términos de Berja, Dalías y Adra numerosísimos restos de fortificaciones costeras, que cumplirían la doble función de controlar el territorio y sus accesos por tierra y mar y de dejar bien claro el papel del Estado frente a las poblaciones rurales. Los términos de estas tres poblaciones son amplios en contraposición a las alquerías que surgieron por buena parte de la Al-Andalus oriental del interior. La actividad económica principal en esta comarca va a ser, lógicamente, la agricultura irrigada, pero van a existir complementos económicos que se corresponden con su cercanía al mar, tales como la pesca, las salinas y el comercio gracias a la navegación. Es una zona especialmente interesante por el hecho de permanecer bajo dominio musulmán hasta la caída del Reino Nazarí de Granada, con lo que administrativamente vivió todos los cambios a través de los siglos, desde la organización inicial en pequeños distritos hasta la correspondencia final con las tahas dependientes de Granada. 8. La tierra de Loja El territorio de la ciudad de Loja, enclavado en el valle del río Genil, es un área muy heterogénea influida por el propio río y por la multitud de manantiales y corrientes superficiales presentes. Este agua va a ser el motor de la economía y la vida en la Loja medieval islámica, con lo que este capítulo recoge pormenorizadamente la profileración de sistemas de regadío con la llegada de los árabes y la generación de fértiles vegas gracias a los mismos. Aunque la ciudad de Loja domina la región, y habría sido así desde los momentos finales del control islámico de la región, en un principio serían las comunidades campesinas rurales las que unirían esfuerzos para transformar el paisaje y sacarle un enorme provecho agrícola, apenas acompañado de otras actividades como la ganadería en el monte. El Estado se introduciría, como en el resto de regiones mencionadas, con la llegada del Estado centralizador Omeya y su deseo de fiscalizar y controlar los grandes beneficios económicos producidos por la actividad agrícola en zonas tan fértiles como la tierra de Loja. PARTE II: BILÂD AL-SHÂM Para esta segunda parte, ha sido bastante más complicado lograr recabar información homogénea y completa sobre gran parte de la gran región de siriopalestina. Apenas existe trabajo alguno en castellano sobre este área, y los trabajos occidentales que existen, principalmente en lengua francesa e inglesa, se centran en zonas muy concretas para su estudio, tales como la ciudad de Pella. Por suerte, hemos podido hacer uso de estudios locales en lengua árabe. Además de esta dificultad, los conflictos que sacuden la zona, especialmente la guerra civil de Siria, han hecho imposible trasladarnos sobre el terreno para una observación directa, con lo que hemos tenido que hacer un gran uso de las fuentes para nuestro análisis y conclusiones. Nuestra intención, amén por supuesto de arrojar cierta luz para una región muy desconocida en nuestro país en época medieval, ha sido trazar unas líneas generales paralelas a las seguidas para la parte del trabajo sobre Al-Andalus, de cara a realizar una comparación entre ambas y sus elementos definitorios en época medieval islámica. 1. Bilâd al-Shâm bajo el Islam medieval Bilâd al-Shâm, región en la que se incluyen los actuales países de Siria, Jordania, Israel, los territorios palestinos, parte de Irak y del sur de Turquía, es una zona rica en recursos naturales que han sido explotados por el hombre desde sus mismos orígenes, si bien es cierto que el desierto y el terreno árido tienen también una fuerte presencia. Los musulmanes llegaron a este territorio en el siglo VII, y lo ocuparon fácilmente ante la pasividad de la población local, sometida hasta entonces al Imperio Bizantino y rápidamente integrada en la recién llegada realidad árabe. El poblamiento en esta zona se organizaría en torno a las grandes ciudades, lo cual permitiría a los califas Omeyas desarrollar grandes políticas de estímulo económico y reformas administrativas empleando las infraestructuras ya existentes desde la época de los romanos. También se fundaría nuevas ciudades en puntos estratégicos y se promovería la vida rural y la explotación de los recursos naturales a través de proyectos agrícolas basados en la fundación de nuevos asentamientos en zonas clave para el cultivo, así como los castillos del desierto. La realidad organizativa y social de la zona evolucionó desde los patrones bizantinos incorporando elementos típicos del invasor árabe y la vida islámica, convirtiéndose esta región en un crisol multicultural muy enriquecido por el tráfico de personas y mercancías, gracias al espacio tolerante creado por la inclusión en la sociedad de nativos e invasores y la continuidad de buena parte de los usos bizantinos preexistentes. PARTE III: DISCUSIÓN Y COMPARACIÓN En esta última parte, a modo de conclusión y objetivo principal de todo este trabajo, hemos tratado de identificar los elementos definitorios de la sociedad islámica del Al-Andalus oriental y de Bilâd al-Shâm en época medieval, de cara a una comparación que pueda dar pie a un estudio más amplio que nos lleve a comprender los elementos principales de la cultura islámica, su expansión, la incorporación de elementos ajenos a través de la conquista de nuevos territorios y la evolución de los usos y costumbres con el tiempo a ambas orillas del Mediterráneo. 1. La Andalucía oriental y Bilâd al-Shâm bajo el Islam medieval: similitudes y diferencias. Como hemos señalado, esta es la parte más importante del trabajo, en la cual hemos comparado desde una perspectiva de análisis crítico los puntos tratados gracias a la recabación de información en las partes anterior, correspondientes a Al-Andalus y Bilâd al-Shâm, para plantear la identificación de rasgos propios y comunes en ambas regiones, siguiendo las líneas generales trazadas a lo largo de todo el trabajo, centrando nuestro análisis en puntos como las condiciones geográficas y climáticas de ambas grandes áreas, sus economías y muy especialmente sus usos agrícolas y el impacto de los sistemas de irrigación en los mismos, la organización del poblamiento al llegar contingentes árabes (árabo-bereberes en Al-Andalus) a territorios anteriormente ya ocupados, y el control y administración de este territorio que llevaron a cabo los diversos poderes fácticos, así como el papel de las comunidades rurales y de elementos centralizadores como el Estado en todo este proceso de asimilación de nuevos territorios al Islam y su explotación.