Antigüedad tardía y edad media en la Serranía de Ronda

  1. Castaño Aguilar, José Manuel
Dirigida por:
  1. Manuel Pedro Acién Almansa Director/a
  2. Vicente Salvatierra Cuenca Codirector

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 18 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Rafael Gerardo Peinado Santaella Presidente/a
  2. Alberto García Porras Secretario/a
  3. Eva María Alcázar Hernández Vocal
  4. Juan Carlos Castillo Armenteros Vocal
  5. Jorge Alejandro Eiroa Rodríguez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

ANTIGÜEDAD TARDÍA Y EDAD MEDIA EN LA SERRANÍA DE RONDA Motivación de la tesis La principal razón que motiva este trabajo es inicialmente bastante sencilla. Procurar cubrir, en la medida de nuestras posibilidades, y mediante el empleo de la Arqueología, parte del vacío existente en los estudios arqueológicos e históricos de la Serranía, en especial de los que atañen al poblamiento en general y, en particular, de los centrados en época antigua y medieval. O lo que es lo mismo, en las páginas que integran este trabajo vamos a intentar proponer una evolución razonada del final del poblamiento romano y del inicial islámico y su posterior e inmediato desarrollo en una comarca concreta del sur peninsular, esencialmente caracterizada por su aislamiento, utilizando para ello métodos propios de la arqueología extensiva, como son la prospección superficial y el análisis cerámico. Los pocos trabajos desarrollados han tenido en unos casos muy poca repercusión en la historiografía, debido en parte a una insuficiente difusión, y en otros se han realizado empleando unas fuentes de información diferentes a las aquí tratadas. En cualquier caso, el resultado ha sido la falta de correspondencia entre los datos y su necesaria contrastación sobre el terreno, o más ajustadamente, su escasa o nula relación, pues cuando se contaba con experiencia arqueológica ésta se reducía a un espacio relativamente acotado, mientras que cuando la información procedía de las fuentes escritas se adolecía de la corroboración que supone el reconocimiento arqueológico del terreno. Una cuestión fundamental cuando además buena parte del argumentario construido en base a estas últimas se refiere a cuestiones estrechamente relacionadas con la cultura material. Esta es la razón por la que uno de los objetivos generales que mayor peso ha tenido en el trabajo ha consistido precisamente en intentar aportar información positiva y útil para poder esbozar, cuando menos, un esquema aproximado sobre cómo evolucionó el poblamiento entre el final de la Antigüedad y la consolidación de las estructuras que caracterizaron a la formación social islámica; todo ello en una comarca señalada históricamente por su acusado carácter serrano. Un carácter muy particular (pero desde luego no exclusivo) que por lo demás, sumado a esa falta de información y documentación, ha servido como telón de fondo para construir algunas idealizaciones tras las que se encuentran también determinados tópicos o suposiciones . Una consecuencia de esto, tal vez la más sobresaliente, ha sido la adopción de modelos importados de fuera, o la elevación a la categoría de ¿irrefutables¿ de las citas que sobre esta comarca recogieron determinadas fuentes de información, sin considerar la necesidad de trascenderlas y enriquecerlas con nuevos datos que, por la parquedad de los textos, obligatoriamente deben provenir de la arqueología. La aparente homogeneidad de esta tierra que queda resumida en el término geográfico empleado para definirla, ¿Serranía de Ronda¿, ha sido en parte la culpable de que se hayan hecho extensivos a la totalidad de su territorio conceptos como ¿romanización¿ o ¿islamización¿; esto es, dos términos en los que, con independencia de su pertinencia y actualidad, en ocasiones se ha volcado una gran carga valorativa con la que se entremezclan otros criterios, como los que atañen a modelos de poblamiento basados en modos de producción con unas características que, en algunos casos, se muestran incompatibles con algunas de las realidades geográficas que se dan en la misma ¿Serranía¿. Se hacía por tanto imprescindible confrontar estas elucubraciones con la materialidad de los datos arqueológicos recogidos sobre el terreno y con las inferencias extraídas partir de ellos, con el fin de construir nuevas hipótesis de trabajo y paradigmas apoyados en unas mejores y más sólidas bases. Esta predisposición a la hora de afrontar el trabajo ha ido, en cierta manera, complicando aquella sencilla motivación inicial, aunque su simplicidad se haya mantenido intacta en cuanto a los planteamientos generales de partida. A medida que avanzaba el trabajo iban tornándose más complejas las probables implicaciones históricas que parecían encerrarse tras un yacimiento o un tipo cerámico, llegando incluso a desdibujar la imagen de inicio que teníamos de ellos hasta casi su completa desaparición, lo que nos ha obligado a despojarnos del lastre que hemos podido, y abordar el reto de la construcción histórica de este proceso de transición entre mundos en la Serranía con una mirada lo menos condicionada posible. La cuestión no ha sido fácil, ya que poner en práctica esto suponía en parte no considerar algunos de los paradigmas más asentados y asumidos por una determinada historiografía, que han sido seguidos por numerosos autores ante la falta de propuestas diferentes. En este sentido ha sido fundamental plantearse qué ha entendido la historiografía por ¿romanización¿ en la Serranía, y todavía más, cómo se ha encajado el hecho de que, en la secuencia evolutiva de las poblaciones serranas, la conquista islámica hubiera supuesto una auténtica ¿ruptura¿, como se insiste en señalar para la totalidad de lo que después se llamó al-Andalus. Creemos que ambas visiones no han alcanzado estándares explicativos que puedan considerarse satisfactorios en nuestro caso, por lo que su reformulación resulta obligada. Pero que haya que abordar críticamente su alcance no impide reconocer que se hubieran dado. Con esta actitud hemos intentado analizar la repercusión de la segunda efeméride vista bajo el prisma que constituye una realidad territorial y humana concreta, lo que se ha convertido en sí mismo en el eje principal sobre el que gira el trabajo. Teoría y método El trabajo que presentamos podría calificarse como un intento de acercamiento (que sepamos, el primero) al territorio de la Serranía de Ronda configurado entre época tardoantigua y altomedieval desde los postulados de la llamada ¿arqueología extensiva¿. Este término, acuñado y desarrollado en el caso de la arqueología medieval española esencialmente por investigadores franceses (Bazzana y Guichard, 1976. Bazzana, 1986. Bazzana, 1994), vino a poner en valor la prospección arqueológica ¿además de otras técnicas auxiliares aplicadas en ella, como la fotografía aérea (Orejas Saco del Valle, 1995)¿, como método de investigación arqueológica con posibilidades interpretativas propias, y no únicamente como el mejor medio de detectar yacimientos interesantes para su posterior excavación (Ruiz Zapatero, 1996: 7. García Sanjuán, 2005; 63). En el contexto de esa ¿arqueología extensiva, del paisaje o del territorio¿ , hemos basado nuestro análisis sobre un método concreto de trabajo de campo: la prospección arqueológica superficial. Aunque nos hemos servido de otros medios (como la fotografía aérea, cartografía temática, SIG), nuestros resultados provienen del trabajo directo sobre el campo; de la visita a los yacimientos y de su reconocimiento sobre el terreno, única forma (al menos eso creemos) de asumir, y hasta cierto punto, asimilar el espacio que se pretende estudiar, aunque eso suponga en ocasiones rendirse ante su magnitud. El origen de este trabajo está en un proyecto general de investigación aprobado por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura en el año 2000, y que llevaba por título ¿Análisis de la estructura del poblamiento medieval en la Serranía de Ronda (Málaga)¿ (Castaño Aguilar, 2004): último de los proyectos que debían cerrar el ciclo de la secuencia histórica en la depresión, y que en nuestro caso ampliamos también hacia otras partes de la Serranía. Su desarrollo, que contó igualmente con la financiación parcial de la Consejería, se prolongó hasta finales del año 2005, si bien en su marco se ejecutaron dos campañas de prospección arqueológica superficial concretas sobre dos de los tres sectores de la Serranía considerados aquí: el valle del Genal (en el año 2001), y la Meseta de Ronda (entre los años 2003 y 2005). El Guadiaro se abordó de forma parcial a lo largo de este tiempo, con incursiones esporádicas a los yacimientos de este valle, algunos conocidos y reflejados en la documentación administrativa. Conclusión Aunque falta mucho camino por recorrer en el conocimiento sobre este periodo en la Serranía, en edsta tesis creemos haber conseguido mostrar de manera suficiente, si no uno de sus márgenes por completo, sí al menos buena parte de los tramos necesarios para poder dibujar uno de ellos. O expresándolo de otra manera, creemos haber traído aquí las pruebas suficientes para descartar algunos caminos ya iniciados pero que, a pesar de la aparente definición de sus límites, de la fortaleza de sus certezas (y quizá precisamente por ello), presentaban márgenes imprecisos y en ocasiones hasta engañosos. Recordando brevemente aquí las discusiones planteadas en capítulo sobre historiografía que abordamos en la tesis, a las que podemos sumar la visión ofrecida en nuestro caso por el registro analizado, podemos concluir que el periodo comprendido entre los siglos VI y XII en la Serranía de Ronda fue un dilatado tiempo de transición y afianzamiento de nuevas estructuras determinado y acotado básicamente por dos fenómenos históricos: el primero relacionado con la capacidad de adaptación de las poblaciones serranas de finales de la Antigüedad. Estas comunidades, viendo poco alteradas sus condiciones de subsistencia, incluso tras la conquista de 711, son las que mejor muestran la prolongación de esta etapa hasta bastante tiempo después de tener lugar este acontecimiento militar. A pesar de su relevancia, dicho episodio histórico no consiguió cambiar las relaciones sociales preexistentes, dada la ausencia y debilidad del Estado en buena parte del territorio. Así mismo, estas relaciones sociales inherentes a la población autóctona parecen que no fueron tan estáticas como para impedir que la nueva población asentada con la conquista se integrara en ella sin muchos problemas, por lo que más que como elementos desestabilizadores o conducentes a situaciones completamente novedosas que abocaran la finalización de las antiguas estructuras sociales, parece tratarse de la integración de una fórmula social en un medio heterogéneo y libre por el momento de cualquier control de un estamento superior. Tal vez por ello, estas nuevas poblaciones sigan resultando invisibles (Salvatierra, Canto, 2008; 44). La cosa se truncó por la materialización del segundo fenómeno histórico, relacionado obviamente con la consolidación definitiva del Estado omeya, y la extensión por todo al-Andalus de la formación social sobre la que se sustentaba: la formación social islámica, cuya implantación no finalizó obviamente con la instauración de aquél, aunque contará, eso sí, con un ambiente mucho más favorable, pero también dinámico. Biblografía ACIÉN ALMANSA, Manuel (1989), «Poblamiento y fortificación en el sur de al-Andalus. La formación de un país de husun», Actas del III Congreso de Arqueología Medieval Española, Oviedo, pp. 137-150. ACIÉN ALMANSA, Manuel (1994), Entre el feudalismo y el Islam. Umar ibn Hafsun en los historiadores, en las fuentes y en la historia, Jaén. AMIN, Samir (1976), Sobre el desarrollo desigual de las formaciones sociales, Barcelona. BARCELÓ, Miquel (1986), «El diseño de espacios irrigados: un enunciado de principios generales», I Coloquio de historia y medio físico. 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