Influencia de la nutrición y la actividad física en el morfotipo de las personas con Síndrome de Down
- García España, Francisco
- Macarena Perán Quesada Directora
Universidad de defensa: Universidad de Málaga
Fecha de defensa: 12 de septiembre de 2014
- Alfonso Delgado Rubio Presidente/a
- Manuel Muñoz Gómez Secretario/a
- Juan Luis Gil Muñoz Vocal
- Eladio Montoya Melgar Vocal
- Armando Reyes Engel Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El Síndrome Down es una anomalía congénita de origen cromosómico provocada por la trisomía del par veintiuno que comporta numerosas alteraciones de órganos y aparatos, así como una serie de manifestaciones fenotípicas. Con frecuencia, se identifica el morfotipo de las personas con síndrome de Down con el sobrepeso, a pesar de que ésta opinión no ha sido sustentada por estudios científicos. El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor de riesgo de defunción en el mundo. La acentuación de la epidemia de la obesidad parece haber empezado en la década de 1970 y 1980 en países de altos ingresos, pero en las tres últimas décadas se ha duplicado el número de personas obesas en el mundo, hasta el punto de que la OMS manifestaba que en el año 2008, 1400 millones de adultos (20 o más años) tenían sobrepeso, y son atribuibles al sobrepeso y la obesidad el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y, entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres. A pesar de la descripción de factores genéticos que predisponen a desarrollar obesidad, la causa fundamental de la epidemia mundial de sobrepeso y la obesidad es el desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas, en un proceso multifactorial en el que participan factores genéticos, metabólicos, psicosociales y medioambientales. Los conceptos clásicos de la causalidad en epidemiología señalan en el origen de la epidemia de sobrepeso y obesidad los cambios ambientales y sociales asociados al desarrollo, que han modificado los patrones de consumo, de organización doméstica, de movilidad, de descanso y de alimentación, que incluye una enorme presión publicitaria que, especialmente dirigida al segmento infantil y juvenil, el fomento del consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares, junto al estimulo de la disminución del gasto energético debido a la reducción de los juegos de exterior con un incremento paralelo de actividades sedentarias como ver la televisión o los videojuegos. Ningún estudio prospectivo ha evaluado exhaustivamente la asociación de múltiples variables y las interacciones entre las variables sobre el sobrepeso. Tampoco han sido publicados estudios a largo plazo con muestras grandes estratificadas en niños y adolescentes. Con el objeto de investigar causas no genéticas que expliquen el morfotipo de las personas con SD, se ha realizado un muestreo aleatorio simple en la población Down de Málaga para obtener una muestra representativa a la que se le aplicaron dos encuestas alimentarias, una encuesta de antecedentes y actividad física. Se realizaron estudios antropométricos, hematimétricos y bioquímicos. Los resultados obtenidos se han comparado con datos de referencia nacional, autonómico y local realizados durante el mismo periodo de tiempo: Encuesta Nacional de Salud 2002, Valoración del Estado Nutricional de la Comunidad Autónoma de Andalucía 2000 y Panel de Consumo Alimentario 2000. Las medias de consumo semanal por alimento encontradas en el estudio se ajustan en general a las recomendaciones dietéticas, aunque el menor consumo de lo aconsejable en cantidad y frecuencia de verduras se traduce en una ingesta diaria de fibra muy inferior a las recomendaciones, que acentúa los problemas relacionados con el tránsito intestinal. También se observa una escasa variabilidad alimentaria en más de la mitad de los sujetos estudiados, así como una falta de orientación o un exceso de permisividad ante los caprichos dietéticos (fritos de bolsa). Los resultados del estudio antropométrico demuestran que hasta los quince años de edad las personas con síndrome de Down tienen un Índice de Masa Corporal similar a personas de la misma edad sin trisomía XXI. Si se compara el segmento de edad de 5 a 10 años, la población Down presenta un Índice de Masa Corporal (IMC) inferior, aunque no significativo, al de la población general. La asociación entre la menor actividad física y el aumento de peso, podría ocurrir en períodos críticos de la infancia y/o la adolescencia, etapas claves para el desarrollo de los adipocitos en los individuos, coincidente con los resultados obtenidos en el estudio, donde en el segmento de 11 a 18 años se produce una caída significativa de la actividad física; lo que podría condicionar su obesidad posterior, ya más resistente a un aumento del gasto energético. A medida que los sujetos Down van alcanzando la madurez y la autonomía, su IMC se va separando de forma cada vez más significativa de la muestra nacional, lo que podría hacer desconfiar de que estas diferencias posteriores se deban a factores genéticos. La obesidad que se desarrolla a partir de los quince años en personas con Síndrome de Down, es debida al del estilo de vida sedentario en el que aparecen como condicionantes la sobreprotección de la familia en relación con la alimentación y la actividad física, que potencia negativamente algunas características del síndrome como son hiperlaxitud articular, hipotonía muscular, los problemas cardiopulmonares y otras patologías metabólicas. No existe ningún impedimento de tipo médico o sanitario que impida realizar una actividad física acompañada de una dieta saludable que le permitan a las personas con Síndrome de Down mantener el Índice de Masa Corporal dentro de los límites normales. Esto es especialmente importante en la adolescencia, que es una etapa clave para el desarrollo de los adipocitos y en la que en la población de estudio se produce una caida significativa de la actividad física, tanto en mujeres como en hombres.