Reconstrucción de la pronunciación castellana medievalla voz de los poetas
- María Teresa Echenique Elizondo Director/a
Universidad de defensa: Universitat de València
Fecha de defensa: 18 de junio de 2013
- Giuseppe di Stefano Presidente/a
- María José Martínez Alcalde Secretario/a
- Manuel Ariza Viguera Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Es bien sabido que la lengua hablada es anterior al proceso de escritura, en tanto que este, entendido como un sistema fonográfico, supone la existencia de cierto grado de conciencia fonológica, por lo que se hace necesario recurrir a una serie de instrumentos que permita la correcta interpretación de las grafías en su contexto fónico más adecuado, es decir, la relación que media entre los signos escritos y las unidades de lengua, ya que la arbitrariedad y la motivación son características que afectan tanto a los sistemas logográficos como fonográficos. Esta es la razón que justifica el establecimiento previo de los rasgos fonético-fonológicos de una lengua para, de esta manera, aclarar el contenido fónico que subyace en el proceso de escritura. Desde el punto de vista estrictamente fonológico, el fonema, entendido como el componente mínimo de significado, es una unidad susceptible de estudiarse desde una perspectiva histórica, es decir, concretando su evolución desde el sistema fonológico del latín hasta el romance castellano en sus diversas etapas cronológicas. Desde finales del siglo XIX, y sobre todo en el siglo XX, proliferaron estudios sobre fonología histórica que delimitaron los estadios evolutivos de la fonología castellana, como ha sido el caso de Menéndez Pidal, Amado Alonso, Dámaso Alonso, Rafael Lapesa, Joan Coromines, Emilio Alarcos o Diego Catalán, entre otros. Pese a ello, en los últimos años del siglo XX y en los primeros del siglo XXI se deja entrever cierta carencia en los estudios de fonética y fonología históricas, razón por la cual parece necesaria una revisión y reflexión renovadas de la teoría evolutiva. La ausencia de tratados codificadores antes de la obra de Nebrija ha llevado consigo el empleo de otros instrumentos filológicos para desentrañar los rasgos fónicos castellanos desde sus orígenes hasta el reinado de los Austria. La evolución del componente fónico castellano, a lo largo de más de cuatro siglos, requiere, por ende, el establecimiento de límites cronológicos cuyas etapas históricas sean el reflejo del proceso de creación y asentamiento de la lengua estándar. En esta misma línea, la métrica y la rima se erigen como instrumentos filológicos esenciales para inferir los rasgos evolutivos del componente fónico del castellano y la cronología absoluta que de ellos emana. El estudio de la disposición acentual y la relación establecida entre las sílabas de los versos de una determinada métrica, conjuntamente al análisis de la rima, entendida como la repetición de los mismos segmentos vocálicos y consonánticos desde la última sílaba acentuada del verso, permite reconstruir los rasgos fónicos del castellano en sus diversas etapas cronológicas. Acudir a la métrica y la rima de los poetas con la finalidad de reconstruir la oralidad, ha sido un recurso filológico que se ha utilizado desde antaño en nu¬merosas ocasiones de forma esporádica; sin embargo, no se ha llegado a trazar un estudio diacrónico conjunto y exhaustivo de los textos poéticos de cuyo análisis se pueda llegar a extraer la luz necesaria para la evolución de la fonética y fonología castellanas de manera sistemática. Desde este convencimiento, es plausible afirmar que el análisis de la métrica y la rima de los textos escritos en verso proporciona una ayuda inestimable a la hora de asegurar la forma en que se concretaba la articulación de los sonidos en el pasado. Anteriormente a la aparición de las primeras obras codificadoras del castellano por parte de Antonio de Nebrija, la lengua empleada por los poetas estaba ligada al gusto cortesano, por lo que su modalidad lingüística es el reflejo unívoco de los rasgos propios de la lengua estándar más prestigiosa. El espacio de la Corte, entendido como centro cultural de progreso, representaba el núcleo del cual emanaba el modelo ejemplar de la lengua estándar, fruto de un proceso paulatino de formación de la koiné castellana. De esta manera, los poetas manifiestan en sus obras, además de los rasgos lingüísticos más prestigiosos, aquellos relativos a los estratos sociales más populares que tendían a ser rechazados por el habla cortesana más cuidada. En consecuencia, he seguido un plan de trabajo enmarcado en el método filológico, cuya finalidad es la de llegar a reconstruir la fonética y fonología históricas de la lengua castellana, así como la de los prosodemas (o rasgos prosódicos) de la misma, a partir del estudio pormenorizado y sistemático de la métrica y la rima de las composiciones poéticas más relevantes de su historia, desde las primeras manifestaciones literarias hasta el ocaso del reinado de los Reyes Católicos. Tal investigación tiene como límite los primeros años del siglo XVI debido al surgimiento de las obras de Antonio de Nebrija, como se ha apuntado anteriormente. Una vez llevado a cabo el análisis de los siguientes textos poéticos: el Auto de los Reyes Magos, la Disputa del alma y el cuerpo, la Razón de amor, las obras que forman parte de la escuela del mester de clerezía (Libro de Alexandre, Libro de Apolonio, las obras de Gonzalo de Berceo, la Historia Troyana polimétrica) y las que pertenecen a un segundo ciclo de la misma (Libro de Buen Amor y Rimado de Palacio), junto al análisis de la poesía lírica recopilada en cancioneros cortesanos como el de Juan Alfonso de Baena, Gómez y Jorge Manrique, Marqués de Santillana, Juan de Mena y Juan del Enzina, he podido constatar que, en cada momento histórico, el proceso de creación poética se ha desarrollado en función de factores socio-culturales específicos, en tanto el afán cultista de los poetas y su vinculación con los centros de poder han sido la causa que condujo a su cristalizaron en la lengua depurada, estandarizada y, en consecuencia, vinculada con el sociolecto de mayor prestigio, es decir, con los gustos de la Corte, la Iglesia y la Universidad. La disposición de los fenómenos fonético-fonológicos en un eje cronológico temporal delimitado por los reinados apunta a que el gobierno de Alfonso Onceno (1312-1350) representa un punto de inflexión en la evolución del componente fónico del castellano. Los acontecimientos socio-culturales que se desencadenaron en todos los órdenes (índice demográfico, migración, guerras, epidemias, etc.), unido a que la Corte prefería modelos poéticos innovadores que cristalizaron en el segundo ciclo de obras del mester de clerezía y en la producción de la poesía lírica recogida más tardíamente en cancioneros, fueron determinantes a la hora de desencadenar los procesos de apertura y cierre de los fenómenos fonético-fonológicos: homogeneización de estructuras silábicas, procesos de monoptongación, gestación de variantes articulatorias de la 2ª persona del plural, documentación del cierre del proceso de la apócope extrema así como el de la apertura de la desfonologización de los fonemas bilabiales, ensordecimiento de sibilantes apicoalveolares y prepalatales y primera documentación en el sociolecto culto de la aspiración procedente de [f-] inicial latina. Todo ello nos lleva a concluir que el reinado de Alfonso Onceno, junto con el asentamiento de la dinastía Trastámara (durante la cual tendrá lugar el resto de procesos fonético-fonológicos más relevantes, a saber, la pérdida de la aspiración de [f-] inicial latina, la fricatización de la sibilante africada, el fenómeno de çeçeo y la progresiva desaparición del alófono geminado lateral del fonema palatal lateral sonoro) representan la etapa más importante en la evolución del componente fónico del castellano desde sus orígenes hasta el reinado de los Austria.