El esperpento a través del espejo románticotradición grotesca y deformación sentimental

  1. Lopez Fernandez, Alvaro
Dirigida por:
  1. Emilio Peral Vega Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 08 de noviembre de 2019

Tribunal:
  1. J. Ignacio Díez Fernández Presidente/a
  2. Aurora Conde Muñoz Secretario/a
  3. Rafael Bonilla Cerezo Vocal
  4. Rafael Alarcón Sierra Vocal
  5. Simon Breden Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En los últimos años la crítica académica no ha dejado de acompañar a las obras de Ramón del Valle-Inclán, extendiendo la cola de una bibliografía prácticamente inabarcable. Analizar al autor gallego supone enfrentarse a un hacedor de clásicos, con el riesgo que ello comporta. No en vano, como apuntaba Italo Calvino: «toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento». En este sentido, la (re)lectura que aquí se propone pretende descubrir las intrincadas pero profundas relaciones que median entre el esperpento y lo romántico, con el fin de reabrir y reorientar, aunque sea por un momento, el debate en torno a la singularidad del ejercicio esperpéntico. Al hilo de esto, el grueso de la bibliografía reciente sobre Valle-Inclán ha insistido o bien en la asimilación del expresionismo contemporáneo que supuso la estética final del autor o bien en su carácter de portavoz nacional de una revolución dramática de raíces europeas. Sin negar los resultados de esta proyección expresionista continuada «que tanto ha ayudado a difundir al escritor fuera de nuestras fronteras», llama la atención el escaso número de estudios monográficos, y hasta de estudios parciales, que han cotejado el esperpento con otras muestras anteriores de la tradición hispánica. Más si cabe cuando el propio Valle-Inclán esbozó esta dirección en boca de un moribundo Max Estrella, alter ego del escritor, en Luces de bohemia: «Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya», pintor considerado por el gallego como «El gran mito del Romanticismo». Por todo ello, esta investigación aspira a calibrar la originalidad, influencia e importancia que tuvo el estilo esperpéntico en la «tradición grotesca» hispánica desde el Romanticismo hasta la superación del neorromanticismo de los años treinta y albores de los cuarenta del siglo XX. Dada la variedad de su espectro, aunque el planteamiento metodológico del estudio se enmarca dentro de la historiografía literaria, ha sido necesario desarrollar una amplia y continua perspectiva comparada y, en ocasiones, multidisciplinar, a lo largo de tres grandes apartados. En el primero, titulado «Tras los cristales del esperpento (1799-1920). Teoría, tradición y escaparate», se ha procurado aclarar en qué consiste el esperpento como categoría grotesca y en qué se diferencia, por tanto, de la farsa o explicar su vínculo con lo carnavalesco. Para ello se han examinado imágenes y técnicas deformadoras en Goya, Larra, Ros de Olano, Pérez Galdós, Clarín, Gutiérrez Solana, etc., y se han cotejado con fragmentos de Valle-Inclán; y, sobre todo, se ha acometido una revisión teórica de la categoría hasta extraer cinco rasgos fundamentales que comparten todos los esperpentos del autor. El último de estos rasgos ¿abordado por la crítica solo de forma tangencial¿ es la degradación reiterada de las imágenes, de la retórica y del espíritu del Romanticismo, entendido este como gran modelo de sentimentalidad. El análisis textual de estos motivos románticos retorcidos por Valle-Inclán en su gran etapa creativa ocupa el segundo apartado de la tesis: «El Romanticismo a través del espejo esperpéntico (1920-1928)». Por último, el tercer apartado, «El esperpento en tiempos de cambio y revolución. Apuntes de una trascendencia (1926-1945)», desglosa y expone las estrategias de apropiación y re-significación a las que fueron sometidas la figura y la estética de Valle-Inclán por parte de la literatura franquista y republicana (también en el exilio) durante la Guerra Civil. Después de todo, es a partir de la relectura esperpéntica que se hizo en la contienda e inmediatamente después cuando el autor gallego, fallecido en enero de 1936, se consolidó como un referente inequívoco, un clásico, que resulta esencial para entender el tremendismo o la propuesta formal de Los Campos de Max Aub, y en cuyo espejo grotesco todavía nos reconocemos.