Estudio y edición de las Tragedias de amor de Arze Solórzeno

  1. CHANG, WEN-YUAN
Dirigida por:
  1. Álvaro Alonso Miguel Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 10 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. J. Ignacio Díez Fernández Presidente/a
  2. Esther Borrego Gutiérrez Secretario/a
  3. Cristina Castillo Martínez Vocal
  4. Arturo Martín Vega Vocal
  5. Paloma Fanconi Villar Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La finalidad de esta tesis doctoral es el estudio y la edición moderna basada en la edición prínceps de 1607 de la novela pastoril las Tragedias de Amor de Arze Solórzeno. Confiamos en que esta labor contribuya a una mejor comprensión del género pastoril en general. No abundan las referencias bibliográficas sobre la obra. La mayor parte de las aportaciones provienen de obras recopilatorios y de diversos estudios puntuales, sobre el tema pastoril. Pero aunque dichos estudios no les falta brillantez y seriedad, carecen de la precisión y detalle de los estudios monográficos. Muy pocas son también las noticias sobre su autor. Su fecha de nacimiento es incierta (en torno a 1579 o 1580), así como la de su muerte. Hacia 1598 parece que conoció a su futuro mecenas el Conde de Lemos. Es posible que para conseguir el favor del noble el joven Arze ideara estas Tragedias donde figura por otra parte una extensa alabanza al Conde y a sus ancestros. Arze afirma, en su dedicatoria Al lector, que dedicó diez meses a escribir quince églogas, pero tan sólo tenemos noticia de las primeras cinco. En este mismo apartado dice querer volver a Virgilio y a Sannazaro. Tampoco se olvida de Teócrito, creador de la poesía bucólica. En general la influencia clásica en la novela es amplia. Sin embargo, como dicha influencia es también destacada en autores contemporáneos y precedentes, resulta difícil discernir si dicha influencia es directa o indirecta. También destaca en la novela que Arze intercale, de forma bastante literal con ciertas variaciones, la extensa primera parte de la conocida Historia de Grisel y Mirabella de Juan de Flores. Para Arze, lo pastoril le permite hacer alarde de su erudición, forma juvenil de autoafirmación. Quizás por eso la obra recoge tantos conocimientos y tiene mucho del espíritu de las misceláneas de la época. Otro rasgo reseñable es que Arze inserte pocos poemas, algo que resulta extraño en un género donde la mezcla de prosa y poesía es un rasgo distintivo. Hay que hacer notar que aunque la prosa suele ocupar mayor espacio y asumir la función principal de narrar, no hay que despreciar la importancia de la poesía intercalada y su función artística. De hecho, en los mejores versos de Arze, sigue vivo el trasfondo de los pioneros del género. Pero tampoco se debe obviar que en su novela la presencia de los versos es comparativamente muy reducida y no tienen ni la profundidad ni la belleza de las obras más prestigiosas. Por otro lado, en comparación con otras novelas pastoriles precedentes, el número de historias amorosas y la variedad de pastores que las protagonizan en la obra son escasas. Pese a ello, el amor teje los dos tiempos emblemáticos de la novela, el arcádico y el narrativo. En dichas historias además abundan los finales inacabados. Todo ello contribuye a la pobreza de la casuística amorosa y a la debilidad de la trama. Debido a esas circunstancias, las historias accesorias, que se desarrollan alrededor del hilo principal de la narración, y el espacio cobran más importancia. Si en la pionera en España, La Diana de Montemayor, el espacio arcádico es el telón de fondo donde los protagonistas cantan sus penan de amor y se consuelan con otros pastores, en nuestra obra, las actitudes que encontramos en los pastores son más diversas. Lo pastoril también es entrada a mundos fantásticos, como el Palacio del Sil, la Torre de la Fama y el Templo de Apolo. Espacios que formarían parte de esos loca ficta, espacios de maravilla que tanto aparecen en la novela medieval y en la del Siglo de Oro. Las Tragedias de Amor parece ser su única creación literaria de Arze de cierta dimensión. Resulta extraña en su biografía una obra que habla del amor pastoril, tema totalmente distinto del religioso y jurídico de sus otras obras, pero al analizar la novela, vemos que por debajo le mueve la misma motivación moral y didáctica. Con esa intención podemos justificar la inclusión de las Tablas y las Alegorías que encontramos al final de la novela