Las sucesiones hemipelágicas del final del Cretácico e inicio del Paleógeno en el SE de la placa ibéricaestratigrafía de eventos y evolución de la cuenca

  1. Chacón Pichaco, Beatriz
Dirigida por:
  1. Javier Martín Chivelet Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 08 de noviembre de 2002

Tribunal:
  1. Lorenzo Vilas Minondo Presidente/a
  2. Cristino José Dabrio González Secretario/a
  3. Xabier Orue-Etxebarria Urkitza Vocal
  4. Pedro Alejandro Ruiz Ortiz Vocal
  5. Kai-uwe Gräfe Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En este trabajo se analizan depósitos de edad Santoniense a Eoceno inferior de gran parte de la provincia de Alicante y dos sectores de la región de Murcia. Está enmarcada en las Zonas Externas de la Cordillera Bética (parte oriental-meridional de la Zona Prebética) salvo una de las secciones analizadas en la región de Murcia (Zona subbética). Paleogeográficamente, corresponde a la zona proximal de los ambientes marinos profundos del S del margen continental de Iberia durante el Mesozoico (paleomargen Bética). El área se subdivide en 9 sectores: Sierra del Carche, Sierra de Maigmó, Sierra de Aixorta, Jijona-Busot-Torremanzanas, Aguas de Busot, Alfaz del Pi-Foies Blanques, Aspe, Agost y Caravaca. Se estudian 14 columnas estratigráficas, 10 secciones parciales de gran detalle y 8 columnas complementarias. Se diferencian 6 formaciones. 4 se definen por primera vez en este trabajo: fm, Aspe, fm. LA Alberquilla fm. Agost y fm. Pinoso. Las otras dos, Fm. Carche y Fm. Raspay, habían sido definidas previamente para el Prebético de Jumilla-Yecla, pero se extienden sus límites a otros sectores de las Zonas Externas. Las sucesiones estudiadas fueron datadas con la ayuda de diversos grupos fósiles. Las del Cretácico Superior, se dataron mediante asociaciones de foraminíferos planctónicos y ammonoideos, equínidos, foraminíferos bentónicos y, puntualmente, mediante los cocolitos. Las del Paleógeno se dataron mediante asociaciones de foraminíferos macrobentónicos (ambientes marinos someros de plataforma interna) y asociaciones de foraminíferos planctónicos (medios marinos abiertos de carácter hemipelágico). Los ambientes sedimentarios identificados abarcan desde la plataforma interna a los medios hemipelágicos. La sedimentación fue carbonatada, pobre en terrígenos, a mixta, carbonatado-siliciclástica. Se analizaron también los depósitos asociados a las discontinuidades estratigráficas principales. Las cuatro grandes discontinuidades reconocidas son Santoniense terminal (Campaniense basal), Maastrichtiense medio, límite Maastrichtiense-Daniense y Thanetiense-Ilerdiense. Estas han permitido subdividir el registro sedimentario en cinco unidades: Unidad basal (Coniaciense superior-Santoniense superior alto), Unidad 1 (Santoniense terminal a Campaniense basal-Maastrichitiense inferior), Unidad 2 (Maastrichtiense superior), Unidad 3 (Paleoceno) y Unidad 4 (Ilerdiense). Estas unidades engloban depósitos relacionados genéticamente, formados entre dos eventos tectónicos mayores que modificaron la geometría de la cuenca y los ambientes de depósito. Estos eventos tectónicos quedaron marcados en costras ferruginosas, fosfáticas y/ estromatolíticas, depósitos caóticos y en las tendencias sedimentarias y/o en las asociaciones faunísticas. Para cada evento se han analizado los cambios producidos y sus factores de control, relacionándolos con el marco geodinámico de la Península Ibérica durante ese periodo. Finalmente, se establece la correlación entre los sedimentos del Santoniense - Maastrichtiense del área de estudio y los de áreas algo más septentrionales (Altiplano de Jumilla-Yecla y Játiva-Onteniente). La correlación se basó en las discontinuidades estratigráficas regionales y en las dataciones bioestratigráficas. Esta correlación interregional ha corroborado el carácter regional de las tres discontinuidades del Cretácico Superior alto. De este modo, la génesis de estas discontinuidades debe relacionarse con eventos tectónicos regionales enmarcados en la evolución de la paleomargen Bética, que, hacia el final del Cretácico, iniciaba su etapa como margen convergente